domingo, 24 de marzo de 2013

Literario

Después de haber disfrutado el año pasado sus increíbles libros de la saga que arranca con Juego de Tronos, al ver este me decidí a darle una oportunidad al cambio de temática, siendo que me gusta mucho como escribe este buen hombre.

En "Los viajes de Tuf", George R. R. Martin nos cuenta la historia de Haviland Tuf, un mercader que se dedica al comercio independiente, es vegetariano, entrado en carnes y amante de los gatos. Debo aclarar que esta novela es de ciencia ficción y que lo que se lea en este libro se sucede en el espacio, en otros planetas diferentes al nuestro y con otras muchas criaturas además de seres humanos.

El libro se divide en 7 cuentos que no son tan independientes entre sí. En el primer relato, Tuf es contratado por un grupo de personas entre las que viajan algunos científicos interesados en llegar a un planeta del que se conoce algo llamado "la estrella de la plaga" que tiene un gran poder de destrucción. Allí se topan con una nave llamada El Arca, antigua sembradora utilizada por ingenieros ecológicos de la que finalmente se apoderará, tras unas cuantas peleas y buenísimas escenas de acción, el mismísimo Tuf. ¡Ningún tonto el Haviland este!

Los siguientes relatos son acerca de Tuf cuando deja de ser mercader para incursionar en la ingeniería ecológica, dedicándose a recorrer planetas y vender sus nuevos conocimientos para salvar a otros de los posibles problemas que puedan tener, por supuesto a cambio de unos dinerillos o cosas que él necesite, como arreglos para la nave y demás. Se topará con algunas cosas nefastas, como un planeta donde quieren robarle la nave para salvarse ellos mismos de un problema que los aqueja, gente que lo apura y no le da tiempo a estudiar bien la situación antes de tomar una decisión, personas que le piden que clone algún bicharraco para peleas, y otras cosas más.

Algunos relatos resultan bastante entretenidos y otros terminan siendo un poco lentos. Debo decir que mi favorito fue el primero, y cuando empecé a leer este libro me emocioné porque la primer historia tiene, además de acción, mucho misterio y te mantiene enganchado todo el tiempo. Pero la sensación que me dio la totalidad del libro es que arranca MUY bien, muy "pum para arriba", y de pronto decae y se torna, por momentos, un poco aburrido. De todos modos, sigo sosteniendo que Jorge es un gran escritor y sabe enganchar al lector, y me parece una novela recomendable, sobre todo para los amantes de la ciencia ficción. No es una historia de Asimov, bueh, tampoco la pavada, pero la verdad es que está muy bien y vale la pena darle una oportunidad. ¡Bien por ti, Jorge!

viernes, 22 de marzo de 2013

Ese vecino amigo

En la ciudad de Buenos Aires, además de los muchos problemas que he podido nombrar, hay uno en particular que está complicado de erradicar: el asunto de la caquita de perro.

Si bien se ve que cada vez hay más gente que sale con la bolsita atada a la correa o el artilugio este porta bolsitas que queda muy "top", todavía hay personas que deben creer que el sorete de su mascota va a desaparecer por arte de magia una vez que se han ido, porque ni se mosquean cuando su perro deja el regalo en la vereda/lugar de preferencia.


Artilugio TAAAAAP porta bolsita caquera

El problema es que esos soretes, buen señor que no quiere agacharse a juntarlos, no se evaporan con el calor ni desaparecen mágicamente por la noche como algunas perillas de puertas (ah sí, ¡en épocas se chorean hasta las perillas de bronce de las entradas de las casas!), sino que se quedan ahí, esperando que algún boludo los pise, los patee o se los lleve pegados en la rueda de la bicicleta/cochecito del bebé. Cual muestrario de la desgracia, nuestras veredas están minadas de mierda, y en algunas ya se complica caminar, en parte por la cantidad y en parte por el olor. Un *grato* ejemplo de esto es la vereda del jardín botánico, apesta a caca de gato y uno que pensaría que caminar por ahí y ver el verde sería lindo, bueno, ¡NO! ¡APESTA!

Cuestión que además de hacer campañas virtualmente, a veces encontramos cartelitos pegados por la ciudad pidiendo encarecidamente a la gente que se haga cargo de los obsequios de sus amadas mascotas. Algunos suenan medio militares, tipo "JUNTE LA CACA DE SU PERRO, NO SEA SUCIO" y algunos tienen un tono más amable, hasta gracioso, intentando que uno se ría y finalmente acceda a juntar el montoncito en cuestión, como este que se ve por el barrio donde vivo:


Las caritas me vuelven loca

Señor, señora, joven paseador de perros: deje de minar las veredas de nuestra ciudad, y deje de llenar de caca el pastito de nuestras plazas; nos gustaría poder sentarnos a disfrutar un mate sin tener miedo a llenarnos la mano de mierda en el intento.

domingo, 17 de marzo de 2013

De esas amistades especiales

Nos conocimos allá por el 2003, cuando las dos cursábamos el CBC persiguiendo el sueño de ser veterinarias. Ella era de esas chicas que se vestían con muchos colores, tenía el pelo muy largo y siempre se reía de cualquier cosa. Yo me hacía la dark, tenía 19 años, siempre vestida de negro con exagerados accesorios encima, pelo corto y mi inigualable cara de culo que me protege de que se me acerque cualquier ganso. Así y todo, a pesar de que yo le daba miedo (algo que me confesó años después), se acercó.

Pasamos mil cosas juntas. Hicimos viajes, pasamos fines de semanas enteros viendo películas que alquilábamos en un blockbuster que quedaba cerca de su casa, nos enamoramos y desenamoramos de varios hombres, llorando una en el hombro de la otra. Vimos crecer a nuestras mascotas y a alguna que otra la tuvimos que despedir, siempre contando con el apoyo mutuo de esta increíble amistad que hoy está festejando sus 10 años. Hubo momentos en que nos quisimos matar mutuamente pero nunca abandonamos el barco, y así esto creció y se hizo más fuerte hasta este momento en que a veces solamente basta una mirada para entender a la perfección lo que la otra piensa. Y yo no cambiaría absolutamente nada de lo que pasamos.

Mi querida amiga Laura, ¡te tengo que agradecer por tantas cosas! Tantos abrazos en el momento justo, tu incansable apoyo cuando te necesité, tus silencios cuando no hace falta nada para decir y esa risa que tenés cuando parece que te estás ahogando que de solo recordarla en este momento ya me estoy riendo. Las horas compartidas pelotudeando, nuestros veranos de juegos de mesa, las vacaciones, los cambios, y tu compañía firme en uno de los peores momentos que me tocó vivir.

Si me dejaran elegir a una persona para que fuera mi hermana, sin dudarlo un segundo te elegiría a vos. Y de hecho, te considero mi familia.

Gracias por estos 10 años de tu presencia, fiel como ninguna. Sos una de las personas más lindas que tuve el gusto de conocer, y brindo con este té que me estoy tomando por muchos, muchos años más.

¡Te adoro, hermanita!


jueves, 14 de marzo de 2013

Vida de perros

Hoy se me ocurrió inaugurar una nueva sección del blog que se llamará "Vida de perros", donde voy a explicar mediante dibujos de dudosa procedencia algunas ideas que se me vayan ocurriendo acerca de por qué creo que ser un perro rendiría mucho más que ser un humano.

Para la inauguración pensé en un asunto un tanto escatológico.

Nosotros vamos panchos por la vida, tranquilos, sin preocupaciones, disfrutando una caminata...cuando de pronto nos asalta un probema. Un problema del tipo INTESTINAL. Sí, exactamente, lisa y llanamente estás caminando y de pronto sentís que te hacés caca. Y ahí te quiero ver. Corriendo buscando un baño público o, si sos como yo, corriendo para llegar a tu casa de alguna forma, porque ni modo de sentarte en un baño que no conocés. Y hacer caca sin sentarte en el inodoro, ¡no da! ¿De qué me estás hablando?


Ah, pero que genialidad sería si fuésemos un perro. ¿El perro tiene que salir corriendo a buscar un baño? ¿Se preocupa cuando lo ataca el dolor intestinal? ¿Tiene vergüenza cuando sale corriendo sintiendo que la popona lo apremia y se le quiere salir? ¿Se toma un taxi cuando siente que no llega ni a esperar el colectivo? ¿La pasa mal? No, señores. 


¡El tipo nomás se agacha ahí mismo donde estaba y asunto terminado!

No jodamos, es glorioso.

lunes, 11 de marzo de 2013

Sin sentido

Hoy mientras caminaba hacia el local que me tocaba medir pensaba, luego de ver en una vidriera un buzo con los colores de la bandera inglesa, en lo chotos que somos los argentinos.

Hace poco se armó un tole tole en facebook porque decían que si usabas los colores de Inglaterra eras un traidor a la patria, porque las Malvinas esto y aquello. ¿Y todo lo demás? Esas personas que juzgan a uno de vende patria por la estupidez de usar los colores de otro país (cuando estoy segura que nadie piensa en la guerra de Malvinas cuando se viste así), ¿no consume nada de otros países? ¿Qué me dicen de productos españoles, cuando fueron de España los colonizadores de América? ¿Tampoco consumen ningún producto yanqui? Estados Unidos no es muy amigo nuestro tampoco. ¿Y la costumbre de comer paella en semana santa? ¿Es argentina? No señores, no es de acá.

Es muy simple agarrarse de algo "que vende" y quejarse, y quedar como un capo patriota que ama su tierra cuando la mayoría de las costumbres que tenemos son rejuntes de otras culturas. Como quejarse del consumismo estadounidense y, en rebelión, no ir a comer a Mc Donald's pero sin embargo usar un iphone. ¡Apple no es de Argentina, eh!

Recuerdo que yo salía con un chico que acusaba a la banda Ska-P de venderse porque estaban en contra del consumismo, y cuando vinieron a Buenos Aires una vuelta tocaron en uno de esos "Pepsi music", y él, fan de la banda, se negó a ir porque decía "que todo el asunto era muy hipócrita". Ese pibe, sin ir más lejos, usa muchísimo internet. ¿Dónde se creó internet? ¿En Buenos Aires? No, no. En las tierras del Tío Sam.

Somos bastante ilógicos a veces y me saca de quicio la manía de tratar mal a otro y bardearlo sólo porque sí. Creyendo que somos vivas imágenes de nuestras raíces. Por empezar, ni siquiera nuestras raíces son nacionales. Quisiera saber cuántos de nosotros, o de esos que se jactan de que no usan la bandera inglesa en la ropa, tienen sangre 100% nativa. O si hacen bien todo, al pie de la letra, sin usar ni hacer nada que venga de un país que en algún momento nos hizo daño. No defiendo para nada lo que pasó en esa guerra, pero no fue lo único que nos lastimó.

Dejémonos de joder un poco.

sábado, 9 de marzo de 2013

Literario

El día de mi cumpleaños recibí una llamada de una buena amiga diciéndome que estaba en una librería, ahí cerca de mi casa, buscando alguno de los libros que le había dicho que me gustaría tener pero no conseguía ninguno. Atendiendo a su pedido de ayuda me fui a la librería, donde hurgando un poco en el sector de fantasía me encontré con este libro que, no les voy a mentir, me llamó la atención por su nombre. Tengo un fanatismo incontrolable por los árboles, soy rara, lo sé. La cuestión es que estaba todo cerrado con su envoltorio de librito nuevo y no podía ni leer de qué se trataba, porque la mini reseña está del lado de adentro, en una de sus tapas. Me arriesgué. Le pedí que me comprara este.

¡Menos mal que me arriesgué! Porque sinceramente tengo entre mis manos uno de los libros más bonitos que leí de fantasía ambientada en un mundo del medioevo, aunque no precisan fechas exactas en esta historia. Pero, hay duques, doncellas, reyes, juglares y caballeros.

Esta es la historia de Viana, una doncella hija del duque de Rocagrís, que está destinada a casarse Robian, el hijo del duque de Castelmar, gracias a un matrimonio que la familia tiene arreglado hace tiempo. En este caso a ninguno de los dos les molesta ya que se profesan amor desde que son muy pequeños. Un día, en el festejo del solsticio de primavera en el castillo del rey de Nortia, llega un hombre conocido como "Lobo" a contarles que ha visto que los bárbaros están armándose y preparándose para atacarlos y conquistar sus tierras. No obstante, el rey no lo toma en serio creyendo que por el momento están a salvo, y finalmente al poco tiempo se desata una terrible guerra que se llevará más de una vida. Lo que sigue es como el destino de Viana es atado a un bárbaro, cómo busca escapar de ese mismo destino y cómo se encuentra envuelta en una rebelión en medio del gran bosque, un lugar al que siempre todos le tuvieron mucho respeto por creerlo encantado y lleno de misteriosas criaturas.

Tengo que decir que cuando lo empecé, las primeras hojas me sonaron a "historia de amor" entre la doncella y el casi caballero, y temía decepcionarme ya que no tenía ganas de leer algo por el estilo. Pero la historia da un vuelco, luego otro, y otro y así. No para de sorprender con las vueltas que mete, bien logradas, manteniéndote con ganas de seguir leyendo y de enterarte que es lo que viene a continuación. Viana cambia, ya deja de ser la típica doncella de vestiditos y joyas hija mimada de un duque y a la fuerza se convierte en una fuerte mujer, dispuesta a todo por salvar sus tierras. En el medio, en una de sus incursiones al bosque, conoce a un extraño ser que parece humano salvo por unos rasgos que lo diferencian y de la relación que se forma entre ellos sale la mejor parte de la historia que la encontramos más o menos de la mitad del libro hacia el final. Sí, hay un poco de romance pero no es insoportablemente meloso, es conmovedor y disfrutable. El final del libro admito que a mi al menos me sacó unas cuantas lágrimas, y una sensación de calorcito en el pecho que pocas historias logran dejarme.

Precioso libro, recomendable para los amantes de la fantasía, para dejarse llevar por su magia y para creer en la fuerza interior de uno mismo sin importar de donde venimos. Hermoso. Ya buscaré más cosas de esta escritora española porque vi que tiene muchos libros de fantasía y algunos tienen una pinta bárbara.

Dejo un fragmento que me gustó mucho:

"Emocionada porque sentía que, por primera vez, iba a tomar las riendas de su destino, a ser la protagonista de su propia historia, Viana emprendió el viaje hacia el corazón del bosque. No tenía plano, ni más indicaciones que las que le había dado Oki en su relato. No tenía claro hacia dónde debía dirigirse, pero confiaba en que, cuando llegara allí, lo sabría. Porque los árboles estarían cantando"

viernes, 8 de marzo de 2013

De pirotecnia y pelotudos

Si hay algo que mucho no comprendo es la necesidad de festejar todo tirando la casa por la ventana. Entiendo que algunos logros personales son para mostrarlos al mundo, sobre todo cuando requirieron un esfuerzo increíble para obtenerlos, pero hay cosas que escapan de mi entendimiento. Un ejemplo de esto son los desastres que veo que dejan en la plaza de acá de mi barrio pibes que terminan el secundario. Dejan un reguero de mugre, yerba, aceite, cosas raras, que después nadie lo limpia (ellos deberían tener la delicadeza de hacerlo) y uno ve a las palomitas y otras aves picoteando algo que posiblemente les vaya a hacer mucho daño, creyendo que es comida.

Recién estaba con mi perra y otra mujer que paseaba a la suya charlando, cuando vemos llegar a la plaza un grupo de pendejos con bandera de "egresados 2013". Lo primero que pensé es que estaban festejando por adelantado algo que todavía no les llega, y ya me quejaba porque estaban con bombos rompiendo los quinotos. Sí, yo lo admito, soy una vieja de mierda en vida y no me banco a nadie, no voy a mentir. Me molestan los barderitos en cualquier tamaño, y en esta ocasión tuve, más tarde, motivo para enojarme aun más. No eran solamente bombos y cosas para hacer mugre (nieve en aerosol, y demases estupideces) sino que tenían bombas de estruendo. Con la primera que tiraron, de lejos, hicieron que saltara la alarma de una casa que estaba al lado nuestro. Y con la segunda, ya más cerca, mi perra se pegó tal cagazo que se me soltó de la correa y empezó a mirar alrededor, desesperada, como pispeando hacia donde correr muerta de miedo. Y ahí me calenté y les dije que se dejaran de romper las pelotas con esas bombas de mierda. Obvio, no me hicieron caso, mientras escribo esto ahora con el pulso temblando de la bronca que me agarré, sigo escuchando más bombas de estruendo.

¿Qué es esa estúpida y retrasada necesidad de festejar las cosas de esta manera? ¿Es necesario llamar tanto la atención? Todavía no terminaste el secundario, apenas empezás el año lectivo y ya estás haciendo un quilombo bárbaro como si fuera un mega logro, cuando en realidad es lo mínimo indispensable que se te pide educativamente para poder desempeñarte en algún trabajo decente. Pero siempre lo mismo. Siempre hay una excusa pelotuda para desplegar ruidos y cohetes y pelotudeces. Cuando no es Navidad o Año Nuevo, es algún partido de fútbol, o un recital, o estas gansadas. No piensan en todo lo que están afectando. No solo por molestar a la gente, pero los animales que se escapan, que se asustan, las aves, etc. ¡Nada les importa!

¿Querés festejar algo? Festejá lo que quieras, pero hacelo de modo que no jodas a nadie ni a ningún bicho. ¿Te importa un bledo? Bueno, a mi me parecés un reverendo pelotudo.

lunes, 4 de marzo de 2013

Amores perros

Estaba en la plaza paseando a mi perra, que jugaba feliz con otros dos animalitos: una mestiza de labradora que se llama Janis y, ante la posibilidad de que me linchen, les cuento que sé que es su mejor amiga (juegan juntas desde cachorritas y se desesperan cuando se encuentran), y un boxer que se llama Fidel; cuando de pronto lo siento a Fidel que lloriquea, con Gala al lado.

Conozco a mi perra. Desde antes de ser castrada si hay algo que le joroba es que la anden olisqueando, y Fidel puede ser realmente muy persistente. A pesar de que, probablemente, no le encuentra olor a nada a ella, no deja de insistir. Y seguro aquella, loca como ella sola, le habrá pegado un tarascón.

Automáticamente se da la siguiente conversación:

Dueño de Fidel: -¡Fidel! ¡Dejate de joder y vení acá!
Zoqueta: -No te preocupes, es Gala que tiene mal carácter. No le gusta que la anden olisqueando mucho y se pone loca.
Dueño de Fidel: -Este perro es un goma.
Zoqueta: -Esta cada vez se parece más a mi...
Dueña de Janis: -¡¡¡Todos los perros se parecen a sus dueños!!!!
Dueño de Fidel: -..........gracias por decirme goma.

Tras un ataque de risa debido a mi innata incapacidad por disimular nada, me puse a pensar que en realidad mucho tiene de cierto esto que decía la dueña de Janis. Observando a Gala, a ella le molesta mucho que la joroben cuando no da confianza, y cuando algún perro extraño a los de siempre viene a molestar a sus amigos (y en especial a Janis), realmente los saca cagando. En ese sentido nos parecemos mucho, yo no le doy confianza a cualquiera y cuando se hacen los vivos de verdad me molesta, y mucho. Y si alguien lastima a las personas que quiero, me pongo loca.

Janis es un alma pacífica, camina lento, igual que su dueña. Es relajada, no le molesta nada, a todos saluda moviendo la colita y siempre se la ve feliz y tranquila. Su dueña, Adriana, es igual. Tiene esa onda de persona pacífica que siempre está dispuesta a cebar unos mates y charlar un rato. Son las dos sumamente simpáticas.

Si analizo las mascotas de las personas que conozco, muchas se parecen a sus dueños, es ciertamente una cosa de locos. ¡Después que no digan que los animales no son seres inteligentes! ¿Cómo puede ser que absorban tanto de la personalidad que tenemos nosotros?

sábado, 2 de marzo de 2013

Caos en la ciudad

A veces no hay que tener problemas de la puerta para adentro para estresarse y sentir que la cabeza nos va a explotar en cualquier momento. A veces, simplemente con salir a la calle, uno puede sentir que en cualquier momento el cerebro sufre un shock y se queda duro como rulo de estatua.

En esta provincia no hay nada peor que el microcentro porteño los días de semana en horarios laborales. La gente está loca, se mueve rápido por todos lados, ni peatones ni conductores respetan nada. Abundan los gritos, los insultos, los bocinazos y las caras de mala onda, sea el día que sea. Y si a esto que, para cualquiera que tiene que ir para ese lado es más que normal, le agregamos manifestaciones y cortes de calle estratégicamente calculados para molestar a los demás, tenemos una bola de mierda que puede llegar a desatar alguna cualquier enfermedad en cualquiera de nosotros.

El pasado jueves me tocaba turno con una médica a las 11:45, ahí nomás del Congreso de la Nación. Decidí salir con anterioridad por las dudas de que hubiera tráfico, si bien no vivo tan lejos de la zona, en este momento el subterráneo que me deja casi en la puerta de la obra social está cerrado por reparaciones y cambios de trenes, así que imaginé que sería un poco más complicado llegar.

El primero de los colectivos que tenía que tomar tardó media hora en venir. Lo que le pasó a esa línea ese día nunca lo sabré, pero como vi que pasaba la hora me tomé un taxi hasta la parada del siguiente que tenía que tomar (por suerte la parada estaba a unas 20 cuadras más o menos), y no lo esperé tanto, pero hete aquí que yo no tenía idea de lo complicado que sería llegar a destino.

Ese día había programada una manifestación justo a la vuelta de la obra social, hubo un accidente en una avenida, había un campamento de personas, cortando una calle, que se estaban quejando "porque se quemó el edificio donde vivían (un edificio tomado, aclaro, no es que estas personas pagaban renta) y exigían un nuevo hogar para sus familias", y no sé cuanta cosa más.

La cuestión es que un viaje que usualmente duraría unos 40 minutos, se estiró a 1 hora y media y llegué 50 minutos tarde al médico. Por supuesto en la mesa de entrada me dijeron que no me iba a atender la doctora y me negaron el bono que tendría que pagar para ser atendida, pero para quitarme la duda me acerqué al consultorio de la doctora. Cuando sale a llamar a una paciente, le explico lo sucedido, alegando que claramente mi justificativo era que la ciudad estaba hecha un desastre, no es que me quedé dormida o que hice algo a propósito. Ella, mi ginecóloga de cabecera, que me atiende hace 11 años, me dijo "que pedirle que me atendiera con 50 minutos de tardanza era una falta de respeto".

"Una falta de respeto". O sea que fumarme el tráfico, gastar dinero al pedo en taxi tratando de no llegar tan tarde, tener toda la ciudad cortada y una manifestación en tus propias narices (¡¡¡¡estaba a la vuelta el corte!!!!) me vuelven a MI una persona irrespetuosa.

¿Cómo reacciona uno a una situación como ésta? La lógica y mi vocabulario hubieran actuado por propia voluntad y le hubieran dicho a ésta señora, quien me atiende desde los 18 años, que se fuera bien a la puta madre que la parió. Pero me quedé ahí, parada, mirándola, en esos segundos en que la mente está por explotar y uno gritaría, sacadísimo, o agarraría a la otra persona del cogote. Por mi mente pasaron varias imágenes en simultáneo: yo estrangulándola, puteándola, pateando la puerta del consultorio y rompiéndole la mesa esa de mierda donde hay que acostarse con las patas abiertas, tirándole de los pelos, pegándole un cachetazo. Pero nada, fueron unos segundos hasta que me di media vuelta y me fui, habiendo perdido toda la mañana para llegar a un lugar y no recibir nada a cambio.

La ciudad con estas cosas nos vuelve un poco agresivos, aunque a algunos sólo mentalmente, por ahora. Pero si luego alguien nos pregunta "¿por qué tanta mala onda?", bueno...yo no sé que responderles. O no sé si responderles, realmente.

viernes, 1 de marzo de 2013

Literario

Finalmente se acabó para mí la triología de Cincuenta Sombras, cuando estos días terminé el tercero, cortesía de mi hermano y mi cuñada (insisto: cumplir años rinde).

En Cincuenta sombras liberadas, vamos a leer cómo los fantasmas de Christian Grey se reducirán finalmente casi a nada, habrá unas cuantas peleas con Anastasia, situaciones que los ponen en peligro, personajes nefastos que quieren pincharles el globo de felicidad, y alguna que otra cosa más hasta llegar a tener un final hecho y derecho. Digo esto porque no da lugar a que se continúe  la historia en algún momento futuro, al menos tiene un cierre. Pienso que si a E.L. James se le ocurriera sacar algo más ya sería de ladri, porque esto está terminado.

Ahora que ya leí todos los libros y puedo emitir una opinión generalizada, creo que el género tiene que ser cambiado definitivamente. Esto no es erótico, es una triología romántica. En el primer libro el erotismo es como algo nuevo (sobre todo para gente como yo que jamás leyó nada de ese estilo), es un condimento de la historia, llega hasta a ser interesante de leer. El segundo ya empieza a ahondar más en la relación de Christian y Anastasia, en cómo van superando sus miedos y cómo se van abriendo, y a construir esa pequeña relación que terminará, en el tercer libro, de ser consolidada. Hay una evolución tanto del romance de la historia como de la mejoría de Christian, que para la última novela se lo lee completamente renovado y relajado, aunque siempre le quedan algunas manías, como a todos. Nadie puede cambiar al 100% de la noche a la mañana, pero sí está bueno ir leyendo como él va cambiando las cosas que eran groseras y se deja amar, finalmente, por esta mujer que ha elegido.

No soy muy fan de la historia romántica densa y tengo que confesar que las primeras (largas) páginas del tercero me resultaron un poco aburridas. Lo que tiene de bueno es que hay algunas situaciones interesantes, fuera de lo romántico, con un poco de adrenalina y peligro que hacen que no resulte ser un embole meloso de 600 y pico de páginas. Y ya a lo último no tenía ganas de seguir leyendo escenas de sexo detalladas, como que tuve suficiente, así que digamos que las pasaba de largo. Total, en realidad no afectan a la historia.

En líneas generales, es una buena historia, está bueno poder sentir como una persona que está tan traumada y tan cerrada en sus costumbres de pronto logra abrirse a nuevas sensaciones y se dispone a cambiar y mejorar. Cómo hasta sus costumbres más profundas (las sexuales, en este caso) pueden ir mutando y hasta pasar a un intento de segundo plano, poniendo por delante la propia felicidad, algo que nuestro personaje principal, antes de conocerla a Anastasia Steele, no tenía ni idea que andaba necesitando. Es, como dije antes, romántica, y por momentos parece que estuvieras leyendo una novelita de adolescentes porque se ponen medio pelotudines los dos, con sus celos y sus pavadas. Yo la leía y me sentía identificada pero con mi yo de hace 10 años, no con el actual. PERO no es una historia de amor adolescente onda Crepúsculo para nada, y la comparo con esa porque esta mujer, E.L. James, es fanática declarada de la ya tan conocida saga de los vampiros.

Fue como una montaña: me gustó el primero, me gustó mucho el segundo, y el tercero bajó un poco de calidad pero tampoco está mal.

Algo que sí puedo decir, es que no es ni ahí lectura para hombres. No es por nada, no digo que un hombre no puede leer romance, pero no creo que éste sea el libro indicado.