viernes, 28 de diciembre de 2012

2012

Se nos está escurriendo entre los dedos (?) el 2012 y es inevitable para la mayoría ponerse a pensar en las cosas buenas y malas del año que se está yendo. Aunque, entre nosotros, a mi me da la sensación que lo único que cambia es el calendario y los feriados que se corren de día. Eso de "cambiar de año" es más una cosa mental que uno se propone como para cortar un período de tiempo y arrancar otro. Digamos que si no existiera el "año nuevo", el tiempo sería una extensión interminable que nos llevaría a tener realmente el cerebro quemado en poco tiempo. En fin, el que inventó el calendario: un capo.

El 2012 me deja con varias cosas en la cabeza. Por un lado, otra carrera (terciaria esta vez) que decido dejar. Y aunque muchos me hayan dicho en su momento "pero te falta una materia anual solamente", la verdad es que desde julio que no volví a ese lugar inmundo que mi mente está mucho más relajada. Me hartó el tema de pagar una cuota mensual para recibir a cambio una educación mediocre que no me iba a llevar a ningún lado. Así que le puse muchas más pilas al trabajo, por suerte tengo más clientes y un sueldo mejor amable (*) a fin de mes, y por lo pronto estoy anotada para pastelería profesional el próximo año. Sí, voy a estudiar algo de cocina. Algo que me gusta mucho y me relaja la mente.
Desde enero tengo en la vida a una perrita nueva. Tras la partida de Atena en septiembre del año pasado que la casa se sentía vacía, así que con novio chusmeamos refugios y nos encontramos a la pequeña Gala, que con esa pinta desastrosa nos conquistó y nos llevó a adoptarla. Toda garrapatienta, llena de pulgas, con sarna, con parásitos, la cola quemada...pero dueña de una dulzura interminable. Actualmente ya tiene 1 año y 1 mes y está más linda que nunca.
Desde agosto que vivo con novio en un departamento a 13 cuadras de la casa de mis padres, donde lamentablemente no pudimos traernos a Gala porque nos enteramos (después de pagar el alquiler y tener toda la mudanza hecha) que no aceptan mascotas. Los primeros días fueron difíciles, me apenaba mucho no estar con ella, pero como puedo trabajar desde una computadora en cualquier lado uso la casa de mis padres a modo de oficina y estoy con ella todo el día. Tenemos nuestros paseos programados de 30/60 minutos donde ella juega con sus amigos perrunos y yo descanso el coco de trabajar. Hay gente que se toma una hora para comer, yo me tomo una hora para hacer plaza. Y el hecho de no vivir más con padres le brindó a mi salud mental y física un +100 de tranquilidad.
Este año me acercó más a ciertos amigos, me alejó de otros, me trajo nuevos.
Leí muchísimos libros y tengo otros tantos para leer. Y empecé a participar en un blog de cine, lo cual me encanta porque adoro mirar películas y el tener que criticarlas hace que no me olvide de lo que vi (y soy malísima con la memoria).
Me hice mi octavo tatuaje.
Volví a hacer pilates y días como hoy siento que no me voy a poder ni sentar en el inodoro del dolor.
Conocí San Juan en enero.
Lloré como una descocida y reí muchísimo.
Me sigo enamorando cada día de este hombre genial con quien nos elegimos para toda la vida.
Seguí siendo una gansa, como todos los años.

Si tengo que sacar conclusiones, diría que fue un muy buen año. Con sus cosas malas, pero en general un año lindo con muchos cambios.

Así que, 2013, te vas tener que esmerar si querés ser un poco mejor que este.

A todos ustedes que me empezaron a leer en este nuevo blog, y a los que me siguen leyendo desde el viejo, les deseo un muy feliz comienzo de año. Que nos agarre con una térmica menor a los 50ºC que tuvimos en navidad (a los que habitamos Buenos Aires al menos). Que nos encuentre con una mesa llena de gente linda con la que se diviertan mucho, con un vaso de fernet bien frío, con mucho hielo. Y algo rico y fresquito para postrear.


Gala, llena de arena luego de uno de sus tantísimos paseos jugando les manda saludos.


¡Salud!

(*): "Mejor amable", frase de abuelo materno.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Literario

De mi última ida a la librería me traje tres libros. Uno de ellos, este del que les voy a contar ahora, hace rato que lo quería tener. Gracias "Papá Noel yo misma" (?) (inevitable cada fin de año saquear las librerías aprovechando la acumulación de puntos, je).

"Ángeles con patas" es un libro escrito por una periodista argentina, quien aparte de dedicarse a eso también es enfermera veterinaria y rescatista de alma. El libro en sí es un compendio de historias de rescates, tanto de ella como de otras personas, donde de paso también agrega un poco de vocabulario veterinario y algún que otro palito acerca de la importancia del cuidado de los animales y de sus derechos como seres vivos que son.
Son varias historias, algunas con finales muy bonitos y otras que realmente te parten un poco el corazón. Una en particular me puso bastante triste: un perrito de raza labrador color chocolate al que tuvieron meses encerrado en una jaula, que cuando fue rescatado lo primero que tuvieron que hacer, entre otras cosas, fue quitarle quirúrgicamente la reja del piso de la jaula que se le había adherido al cuerpo, del tiempo que pasó encerrado ahí. Claro está que el perrito hoy es una cosa hermosa que tiene una familia que lo ama, pero esas cosas me descolocan. Ya no es simple maldad....me termina dando la sensación de que hay personas que nacen sin alma. Son seres incompletos que van por la vida sin bondad, ni hacia ellos mismos, que no les interesa nada del mundo que los rodea. Pienso que son seres tóxicos que contaminan lo que podría ser una sociedad increíble, que ni con educación se podría modificar el grado de putrefacción que tienen dentro de sus corazones. Simplemente, cosas que no son personas.
Suerte que por otro lado existen otros seres, personas de verdad que se desloman por estos bichos, y así muchos logran encontrar el hogar que tanto merecieron desde que nacieron. Una de cal, y una de arena.

En fin, el libro es muy bonito. Tal vez algunas historias resultan un poco fuertes y si son sensibles como yo con el tema de los animales alguna lágrima les va a robar. Pero todas las historias terminan con un final feliz y es una opción genial para la biblioteca.

La que más me gustó:
"Los perros son como ángeles, pero en la Tierra, ángeles no con alas sino con patas, y ellos se cruzan con nosotros para cumplir una misión, para ayudarnos en algo muy importante que ni nosotros mismos a veces sabemos; por eso, cuando lo logran, sencillamente parten con la tranquilidad de la tarea cumplida".

Y sí, comparto cada palabra.

domingo, 23 de diciembre de 2012

De las tintas

"Hola, soy Ariadna, y me encanta tatuarme"

Desde chica me gustaron siempre los tatuajes. Todo el tiempo miraba muchas fotos, usaba algunos diseños para hacer dibujos en las paredes de mi cuarto, y era la típica que me dibujaba con birome la piel deseando algún día poder tenerlo en tinta por tiempo indefinido.

Actualmente tengo 8 tatuajes, el último de hace unos dos días. Todos tienen un significado especial, algo que los hace (para mi) únicos, algo que me llevó a elegirlos para tenerlos esparcidos en distintas partes del cuerpo para siempre. Creo firmemente que es el vicio más fuerte que tengo. Ya no fumo, no tomo casi nunca (el no tener vesícula hace que esto no sea difícil de cumplir), drogarse es juntarse cada 4 meses con alguien que se le ocurrió tener encima un porro, reírse un rato y nada más. Si tuviera que ir a una reunión de esas de gente con problemas sería porque me encanta tatuarme, y todos los años llegando fin de año me empieza a picar la piel donde quiero que esté el próximo.

Así como muchos me encantan, hay tatuajes que no entiendo. Por ejemplo, los tribales. Me parecen tan boludos, tan de "hacerse algo sólo porque da hacerlo". ¡Hay tantas cosas buenas para tatuarse! ¿Pero un tribal? Y no es un piercing, que al tiempo te podés dar cuenta que fue una gansada hacerlo y te lo sacás, y a lo mucho te quedará un pocito o una marquita. Es un señor procedimiento el que hay que hacer para sacar un tatuaje no querido (o taparlo, de última, si se puede). Es como un garabato en una hoja, no le encuentro el sentido.
Otra, los nombres propios. Hacerse el nombre de otra persona, sea una pareja, un familiar... ¿No sería más copado hacerse algo que, si querés homenajear, te recuerde a esa persona? No. Tienen que tatuarse CLODOMIRO en todo el antebrazo, con firuletes y estrellitas a tono. Esta vuelta que fui a tatuarme, mientras esperaba que me lo terminaran de preparar, entró un señor con su esposa y dos hijos. Preguntó precio por un tatuaje, y quería saber si se lo podían hacer ahí mismo. "Yo porque la verdad quiero nomás que diga Valentín, con alguna cosita, así nomás acá en la muñeca y listo, sin perder tiempo". Lo dijo de una manera que realmente sonaba más a alguien que quería comprar un kilo de pollo para milanesa y le daba lo mismo que fuese pata o pechuga, que a alguien que quería marcarse un recuerdo para siempre en la piel. Me pareció tristísimo.

Y no es que yo sea la SEÑORA tatuaje copado. Pero en mi caso todos son por un motivo y todos tienen su importancia. Desde la letra china que en algún momento compartí con quien, en ese momento, fue el mejor amigo que tenía en el mundo; hasta el cerezo japonés que hoy decora mi hombro derecho, donde se posa un pequeño totoro espiando todo lo que pasa.

Para mi el cuerpo no es más que un envase que uno es libre de decorar, si así lo quiere. Es como una casa...uno la tiene en blanco en cuanto empieza a usarla, pero es cuestión de que pase sólo un poco el tiempo y enseguida se ven las huellas de la personalidad de uno en la decoración. Lo mismo siento con los tatuajes.

Y no, no me asusta ser algún día una vieja tatuada. Lo que me asustaría sería dejar de hacer cosas que me gustan por el "que dirán" futurezco.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Fin del mundo

Hoy es el supuesto fin del mundo pronosticado por los mayas (ponele) y ya desde hace unos días las redes sociales están que explotan. Incluso cuando hay algún evento, aclaran que sólo se hace si es que hoy no nos morimos todos.
Los pronósticos van desde el apocalipsis a las manchas solares, a que vienen los extraterrestres a raptarnos a todos, y una cantidad de estupideces que uno tiene que leer cuando abre el facebook  (gracias a Alá que no se me ocurre tener cuenta de twitter, porque me explotaría el cerebro).
Para mi hoy es un día como cualquier otro, con la leve diferencia de que empieza lo que es, a mi parecer, la peor estación posible para estar en Buenos Aires.
EL VERANO.
El verano trae mosquitos, chicharras, humedad, pegote cuando te vestís, aureolas de transpiración en las remeras, olor asqueroso en el transporte público, incomodidad para dormir a menos que tengas mínimo un ventilador, aumento en la boleta de luz por prender el aire acondicionado, grasitud en la piel, la necesidad de ponerse protector solar para no quedar como don cangrejo, dolor de cabeza, etc., etc. y más etc.
Así que, publicitemos lo importante.
¿Fin del mundo? Mis calzones.
ESTO es lo que hay que tener en cuenta.


La sinceridad y la buena educación ante todo.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Diciembre querido


Llega este último mes del año y me encuentro con ciertas realidades que antes no podía ver tan claramente.
Desde agosto que vivo en pareja, en otro lado que no es la casa de mis padres, y hasta ahora no hemos tenido problemas de dinero ya que por suerte los dos tenemos sendos sueldos normales (no sé si decir "decentes", porque..¿qué es un sueldo decente en este país?). Incluso pudimos ir ahorrando algo, de a puchito, todos los meses.
Ahora, me encuentro con un fin de año asesino. Por primera vez puedo comprar sin el peso de "vivo con mis padres" algunos regalos para navidad, hay algunos cumpleaños, muchas reuniones de fin de año, y el primer arbolito papanoelístico para la cucha nueva. A todo esto sumemoslé que nos emocionamos con la tarjeta de crédito y cuando vino el resumen este mes casi me da un soponcio.
¿Quién es el hijo de puta que le pone los precios a las cosas? Hace dos meses compraba una remerita acá en el barrio por 60 pesos, como para un pequeño obsequio navideño, y hoy esa misma remera me la quisieron cobrar 130. Remera que deja mucho que desear, dicho sea de paso. Sí, esa misma hija de puta que el año que viene cuando la saques de la bolsa de ropa de verano la vas a encontrar llena de agujeros.
El arbolito de navidad es un pendorchito de 60 centímetros, y entre eso y las putas bolitas me asesinaron. ¡Y todavía la señora que me lo vendió pretendía que le comprara lucecitas, que valían el doble que el árbol!
La idea del aguinaldo, queridos comerciantes, era poder encanutármelo por si en algún momento del año que viene puedo irme de vacaciones a alguna parte, no que me lo curren para hacer las compras.

Claramente estoy aprendiendo sobre la marcha sobre esto y otras cosas. Pero jamás imaginé que no ser un amargo anti navidad pudiera ser tan jodido, que lo tiró.

AH no, pero la inflación casi no existe. Es una sensación.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Literario

Un día paseando por una de mis librerías preferidas, descubrí esta joyita medio escondida y me la traje a casa. Había visto la película, hace ya muchos años, y la verdad que la historia me había encantado, así que decidí darle una oportunidad al libro.


Lo que me encontré fue una historia bastante distinta a la película de 1991, que protagonizó Ethan Hawke. Ahí, lo central de la historia era un muchacho que rescata a un lobo maltratado y le enseña lo que es el verdadero amor y la amistad. Resulta ser una obra de cine muy preciosa, y lo que siempre me viene a la memoria de la película es la banda sonora. La música de la misma es, sencillamente, increíble.
Ahora bien, en la novela la historia es distinta.
En ella, lo que más me gusta es que la mayor parte del libro está relatado desde el punto de vista del lobo. Empieza en como fue concebido, por su madre que era mitad perro y mitad lobo, y un lobo salvaje. Como resulta ser el único superviviente de una camada de lobitos que fueron a nacer justo en un período de hambruna, y como su vida lo lleva de un sufrimiento a otro.
Primero "adoptado" por unos indios que lo hacen trabajar para ellos, que no lo tratan para nada con afecto, sino que para ellos Colmillo Blanco (que así lo bautizan ellos) no es más que una herramienta de trabajo. Luego, por cosas de la vida, pasa a las manos de un enfermo mental amante de las peleas entre perros y que se aprovecha de la clara ventaja que tiene este lobo sobre los otros animales. Y cuando ya ese estado de salvajismo y de odio parece que le impregnan una personalidad huraña, solitaria y arisca; llega a su vida un hombre decidido a mostrarle amor y a amansarlo con cariño y paciencia. Y así, finalmente, el lobo conoce lo que es una caricia, lo que es una palabra suave, lo que es amar incondicionalmente a una persona.
Resulta emocionante ir leyendo como el lobo va aprendiendo sobre el mundo de los hombres, como entiende las cosas que lo rodean, como reacciona frente a las distintas actitudes de los demás. Y como él mismo no entiende de dónde le nace esa necesidad de afecto y de demostrar su amor cuando su nuevo "amo" lo trata con tanto cariño, cosas que nunca en años había sentido.
Realmente es un libro muy hermoso, y si uno es amante de los animales (y en mi caso, sobre todo de los perros), va a ser una joya que destaca en cualquier biblioteca.

Dejo una de las frases que más me gustaron (relatada desde la perspectiva de colmillo blanco, cuando empieza a entender las leyes de los humanos):

"(...) Pero los demás animales, como las ardillas, las codornices, los conejos silvestres y las liebres, formaban parte de la vida salvaje, no habían prestado obediencia al hombre, y eran legítima presa para cualquier otro perro. Lo que los hombres protegían eran los otros, los domésticos, que nadie podía matar más que ellos. Se reservaban celosamente el derecho de vida y muerte sobre sus vasallos"

La verdad, una de las mejores compras que hice en mucho tiempo.

Dejo una de las melodías más hermosas que escuche en mi vida: uno de los temas de la película. Y claro, si está Hans Zimmer involucrado, claramente tenía que ser algo mágico.

 

jueves, 13 de diciembre de 2012

El día después


Ayer fue 12 del 12 del 2012, y creo que había gente que estaba esperando que algo raro pasara. Morirse, o que algo explotara, pero algo inusual a la vida rutinaria de cualquier ser vivo en el último mes del año. Visto y considerando que nada pasó y que fue un día pedorro como cualquier otro, hoy noté que lo que sí explotó fue la mala onda de ciertas personas.

Arrancamos en el pet shop que fui a relevar donde entra una vieja y se queda en la puerta. Aclaro que el lugar tiene como 15 metros desde la entrada hasta donde está el mostrador, y la señora seguía ahí parada, con su bolsito en una mano y la correa de su caniche en la otra. A los 15 minutos pregunta "¿nadie atiende acá?", a lo que la dueña del local le responde, desde el mostrador "señora, acá está el mostrador, se tiene que acercar hasta acá para ser atendida". Y la vieja se dio media vuelta y se fue, refunfuñando, diciendo cosas como "bla bla bla malos modales" y otras sandeces.

Seguí viaje hacia el correo, donde otra vieja se empezó a pelear con un pobre empleado porque le decía que siempre le aceptaban unas cartas (no sé de qué gorompo eran) y ahora no querían, y no entendía por qué. A los gritos pelados en el medio del lugar, haciendo perder tiempo a la gente, encaprichada con algo que ya le estaban diciendo que NO se podía hacer.

Por último, ya en el colectivo retornando, unas viejas se quejaban de que el colectivero tenía que pegarse al cordón para que ellas pudieran subir, porque si se alejaba 10 centímetros no podían. Claramente esto lo hicieron a los gritos y con algunos adjetivos de esos que usan las viejas (como "irrespetuoso"). Cabe aclarar que ninguna tenía bastón, ni caminaban chuecas, ni nada por el estilo.

Y esto es sólo por ahora, queda medio día de toparse con gente que vive por joder al resto. Pero podría decirse que el fin de año (y el pre-vamos a morir todos) ya está afectando a ciertos sectores de la población.

Aunque, ahora que lo pienso, fueron todas viejas.

Como rompen las bolas las viejas.

martes, 11 de diciembre de 2012

El atropello de la maternidad

Hay un cambio radical que se produce en ciertas mujeres cuando están por llegar la maternidad, o ya les ha llegado, que las convierten en un integrante de la sociedad al que uno a veces siente ganas de estrangular. Yo no sé qué es lo que les pasará en las hormonas a estas señoras, pero si ya de por sí eran un poco histéricas, la histericidad (?) se eleva a niveles insospechados para el resto de los mortales.

Un claro ejemplo de esto es cuando estamos como pelotudos esperando en la parada del colectivo. ¿Pasó media hora? ¿Estás al rayo del sol? ¿La fila ya tiene como 12 personas bufando porque el bondi no viene más? ¿Se te acalambró el ojete de ir cambiando el peso de una pierna a la otra? No importa. La señora embarazada o la que tiene un crío (la edad no les importa, porque si tiene 9 años y ya le empiezan a salir los primeros pelos en las bolitas la actitud es la misma) se te paran adelante de todo y prácticamente se tiran encima del colectivo cuando éste llega. Está socialmente aceptado que cuando el colectivo llega uno deje subir primero a estas maternas o a un noble anciano, pero cuando es así de prepo me rompe un poco las bolas. Además, por más que el bondi venga vacío o lleno, VAN a ligar un asiento sin dudarlo. ¿Qué necesidad hay de atropellar a la gente y subir primera?

Después está ese sentimiento que les crece al mismo ritmo que el crío en la panza, que es un una mezcla de odio y reproche. La mayoría de estas mujeres en cuanto queda embarazada ya siente que el resto del mundo le debe algo. Favores, regalos, visitas, lo que sea. La sociedad está en deuda con ella porque ella está por parir. Y pobre de vos si se te ocurre decirle que no a algo. La lluvia de insultos y de echadas en cara que te puede atacar de pronto, puede ser mortal. ¡La cantidad de gansadas por este tema que he visto no fueron pocas!

Y ni hablemos de los productos a la venta. Hay cosas que se venden para futuras mamás que yo no sé ni de dónde han salido, o para qué sirven. Algunas cosas me perturban, por sus extrañas funciones (como los saca leches, o esos corpiños horrendos que se abren para dejar la teta afuera), y otras me sorprenden por la viveza de los vendedores, que no reparan en seguir sacando a la vente más y más cosas para este grupo selecto de mujeres.

De más está decir que no está en mis planes (ni ahora ni nunca) formar parte de esta elite de la sociedad, pero más allá de eso, algunas de estas mujeres que abusan de su estado de madres realmente me saca de quicio. No es un tema personal hacia los niños, eh, a pesar de que no soy muy fanática de los purretes en general (algunos desgraciados tuvieron la suerte de captar mi cariño, pero son pocos).

jueves, 6 de diciembre de 2012

Campañas!

¡POR UN MEJOR MUNDO AUDITIVO!

Cada vez que alguien pasa escuchando reggaeton o cumbia desde un auto a volumen exageradamente fuerte




UN METALERO SE PONE TRISTE

No sea hijo de puta. No le arruine el día a un metalero.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Literario

 No hay escritora que me traiga tantísimas gratas sorpresas en cada uno de sus libros como Isabel Allende. Tuve la suerte de leer varias de sus obras y en estos últimos tiempos le tocó a "El Zorro: Comienza la leyenda".

Este es el primer libro que cuenta los orígenes de Diego de la Vega antes de convertirse en el famoso personaje. Isabel nos cuenta su historia desde que el padre de Diego (Don Alejandro de la Vega) conoce a su madre, una india americana bastante salvaje conocida como Toypurnia. Ambientada en la época de las colonias americanas y de la invasión de Napoleón a España, en esta novela nos vamos a encontrar con las raíces de Diego, su entrañable amistad con Bernardo (y el por qué de la mudez de este último), su primer amor no correspondido (de esos que duran años y son difíciles de olvidar), su innato sentido de la justicia y la razón por la que este muchacho elige un zorro como modelo a seguir.
Para los que vimos la serie o algunas películas resulta gratificante empezar a saber más sobre esos personajes tan conocidos. Además de los que nombré antes, también leeremos sobre la amistad que tienen Diego y García antes de que éste se convierta en sargento, y como el maravilloso Tornado, ese corcel tan magnífico, llega a la vida del Zorro.

La verdad es que Isabel vuelve a lucirse en esta ocasión. El libro resulta muy fácil de leer, es tan atractiva y llevadera la historia que se pasa rápido. Además está muy bueno este cambio de hacer un Zorro mestizo, hijo de un español y de una india; le da un giro muy interesante a la historia.

Si hay que definir el libro diría que es una especie de biografía. No llega a ser una novela, ni un libro romántico o fantasioso. Son simplemente 382 páginas donde vamos a conocer un poco más a fondo la vida de el maravilloso galán de negro.

Me quedo con esta frase:

"La memoria es frágil y caprichosa, cada uno recuerda y olvida según su conveniencia. El pasado es un cuaderno de muchas hojas, donde anotamos la vida con una tinta que cambia según el estado de ánimo"

Una joya que ahora forma parte de mi biblioteca de los ya leídos. Muy, muy recomendable.