sábado, 31 de enero de 2015

Apestada

Arranqué el año engripándome muy mal en el viaje. Hacía frío allá, pero en París te calaba hasta los huesos, porque llovía todo el santo día. Ni toda la vitamina C que tomé durante el año fue suficiente.
Acto seguido, tras años sin aparecer, me sale el herpes en la boca. Una herida muy molesta en los labios que es difícil de curar, porque no se termina de secar. Encima estaba todavía allá y no tenía mi super láser anti herpes labial (un cañito, lo compré hace unos años en farmacity).
Tras el herpes, llegó la cistitis. Las defensas muy bajas me cacharon desprevenida, y volvió otra infección que hace años no tenía.

ME IMAGINO que lo que queda del año va a ser tranquilo, en materia de salud, ¿no? Porque todo esto en un mes, me hace pensar que si no fue suficiente, me tengo que preparar mentalmente para lo que sigue. Dale Odín, copate, ya bastante sufrí en pocas semanas.

Sí, vengo mal de fábrica. MUY mal.
Lo sé bien.


Muy nuevo el año para estar tan podrida, che. Jatejoder.

jueves, 29 de enero de 2015

Panqueque

¿Alguna vez les pasó de cambiar de opinión acerca de algo con el paso del tiempo? A mí pocas veces me pasa, pero pasa. Y no solamente con el paso del tiempo, a veces con "la segunda vez" le pierdo amor a ciertas cosas. Por ejemplo, con la película Avengers. La primera vez que la vi salí del cine re emocionada, pensando que estaba buenísima. La vi de nuevo en el cine... y me pareció pedorrísima. Mucho chiste, mucho cliché. Un embole.

Pero lo que me pasó con el tiempo como aniquilador de emociones incomprensibles, fue con la trilogía de libros de Cincuenta sombras de Grey. Libros los leí allá por el 2013, y no me duraron nada. Recuerdo que tenía una emoción incontenible por saber cómo seguía la historia, aunque el tercero me bajó un poco la locura, ya que me había parecido un tanto denso. Mucho amor y cosa de adolescente insoportable, y ya estoy vieja para esas cosas.

Ahora que lo pienso, no sé bien por qué me emocionó tanto. El personaje, Christian Grey, es un tipo perturbado emocionalmente, que gusta de las relaciones sexuales duras (ponele...) y las cosas raras. Para mí, al menos, son raras. Y se engancha con la típica mosquita muerta porque le movió el piso. Lo que empieza siendo una supuesta novela erótica, termina siendo romántica. De erótica no tiene nada. Hasta la calificaría de "densa".

Así como yo no comprendo qué le vi de interesante en su momento, no entiendo tampoco la emoción de las mujeres con este personaje. Es un tipo agrandado, asqueroso, insoportablemente avocado a su apariencia física, para quien las mujeres son juguetes. ¿Qué le ven? No es un hombre al que admirar, ni un hombre por el que suspirar, vamos. El típico macho en celo que "no se engancha con nadie" (para todos siempre hay una boluda en el camino, evidentemente), que tiene guita y sabe usarla. Nada más.

Ahora se está por estrenar la película y es increíble ver el aluvión de minas babosas que ya se enloquecen pensando en la adaptación. A mí se me fue el poco amor que le tenía, hace rato. Y ahora lo que queda es indignación.


Mr. Darcy. Oh, cheah.

lunes, 26 de enero de 2015

Literario

Durante las vacaciones aproveché para leer un poco (no mucho, donde encontré ocasión, como en las largas horas de avión) y le di sin parar al segundo de los libros de Michael Scott. Obvio: ya estoy con el tercero empezado.

Sophie y Josh, los hermanos mellizos de los que habla el Códex, tienen dos de las auras más poderosas que existen en el universo. Sus poderes deben ser despertados, pero en la leyenda se aclara bien clarito: pueden ser salvadores, o destructores. En ellos quedará el camino que elijan. Y de ellos dependerá el destino de la humanidad.
Ya es un hecho que los mellizos tienen un papel importante en la historia y en este irán a la búsqueda de aquellos que despierten sus poderes. Poderes que pueden ser muy, muy increíbles.
Nicolas Flamel y su esposa siguen siendo dos personas más que importantes en toda esta trama, pero ya no todo será fácil: el doctor John Dee está más que decidido a acabar con sus vidas y arrebatarles el destino de los mellizos.
Peleas, magia, muertes, criaturas míticas, extraños bichos y momentos oscuros. Todo está en este libro.
Algo que me gusta mucho es como mechan con personajes de mitología todo el tiempo, personajes que nosotros conocemos bien por leyendas o historias. Acá están, van a aparecer, y estoy segura que va a haber muchos más.
La historia sigue firme allá arriba, no pierde su fuerza, me sigue atrapando y me pide por favor que no deje de leer. No pensaba que iba a estar tan buena, le tenía fe, pero no creí que fuera a atraparme tanto.
Es más, les escribo esto y de reojo miro el tercero que me está esperando.
¡Una historia maravillosa!

miércoles, 21 de enero de 2015

Europa ~ Enero 2015



¡Hola a todos! Acá de vuelta trayéndoles fotos y anécdotas de mis locas aventuras, que en esta ocasión nos llevaron al viejo continente, donde conocimos muchos lugares y morfamos como cerdos.
¡Qué lugares hermosos! No sé bien cómo empezar a contar todo, pero volví muy contento (y sucio), y con muchas ganas de volver. Volví sucio, ¿lo dije ya? Bueno, ya me bañaré, ¡caramba!

La primera parada fue España, pero yo estaba medio descompuesto por el largo vuelo y me quedé en el hotel casi siempre. La zoqueta maldita se iba por ahí de reunión y joda con los amiguitos y la madre, y a mi me dejaban solito. Pero, ¿saben qué? Me la pasé pidiendo servicio a la habitación. Ya va a ver ésta cuando llegue el resumen de la tarjeta de crédito, muejejeje. 


Acá en la cama del hotel de Madrid. Los hoteles españoles fueron, sin duda, los más cómodos. ¡Encima tenían bidet! ¡Me pude lavar el culito todos los días!

Tras España llegó Italia, un país muy bonito. La gente no es tan amable como los españoles pero hay muchas cosas lindas para ver, y ni les cuento para morfar. La pizza y la pasta italianas no son joda, son EXQUISITAS. Zoqueta se pidió una noche unos raviolones con salsa a la trufa negra (una papa loca que acá en Buenos Aires no conseguimos ni aunque tengamos mucho dinero), y cuando se distraía yo le robaba un poquito. Esa noche fue la que mejor comimos, una delicia. Las pizzas son finitas y tienen poco queso, pero son muy sabrosas, no te chorrea aceite entre los pelitos del bigote como acá. Y ni hablar de la cantidad de monumentos que vimos. Eso sí, ¡a la mayoría se les ve el pitito! ¡Qué cochinos eran estos italianos!


Acá en el recepción del hotel de Venecia, preparándonos para la excursión del día. ¡Miren lo que son esos sillones! ¡Pa echarse una siestonga tremebunda!


Acá posando con una góndola, en Venecia. El tipo me quería cobrar una barbaridad para llevarme a dar una vuelta, y yo le dije "¿Usted no sabe quién soy? Soy Vendetta, el famoso perro re copado". Creo que lo entendió, porque me dijo "ma fangulo" y se fue. ¡Que te pague tu vieja, bigote!

.

Luego de Venecia pasamos por Florencia, acá estoy posando con la ciudad a lo lejos y la Santa Maria del Fiore de fondo. Está buena la cúpula de Brunelleschi, pero no jodamos, acá el que resalta soy yo. ¡Miren que bello! ¡Qué pulcro!


Este muchacho se llamaba David y estaba por todos lados. Yo no quiero decir nada, pero el pichí (que lo tiene al aire el descarado) es más chiquito que sus bolitas. Mmmmmm... no sé, fijate David.


Y acá en uno de mis lugares favoritos: el Coliseo romano. Mientras paseaba me imaginaba a los gladiadores rompiendo todo y se me pararon los pelitos de la emoción. 

La siguiente parada en nuestro viaje fue París. ¡Qué frío y qué lluvia todo el tiempo! La zoqueta se pensaba que la iba a sacar barata y al final terminó toda engripada. Por supuesto que eso no nos impidió salir a pasear por ahí, faltaba más. La ciudad es bonita, tiene lindos lugares (como Notre Dame, me dijeron que por ahí estaba Cuasimodo, pero no lo encontramos, ¡maldito!), pero hay que decir que la gente no es muy amable con los turistas. Y eso que nosotros un poco de francés chapuceamos (zoqueta me enseñó algo antes de viajar), pero así y todo, creo que no nos quieren mucho. ¡No me importó nada! ¡Vayansé a cagar! Yo estaba paseando y la pasé muy bien. Ah, eso sí, la pastelería francesa es exquisita. Mejor me anoto en el gimnasio ahora que volvimos porque quedé redondo.


Acá en los jardines del palacio de Versalles, una cosa realmente preciosa. ¡Este Luis XIV sí que sabía como vivir! ¡Qué lo tiró de las patas!


Y acá a punto de devorarme el plato de Crème Brûlée, uno de los postres más ricos que existen en el universo. Era para zoqueta, pero me dio a probar un poquito y no me pude contener: me devoré todo el plato. No lo lamento ni un poco zoqueta, jodete, hubieras pedido dos. 

La última parada fue la ciudad de Londres, en la cual lamentablemente estuvimos muy poquito, pero recorrimos mucho. Zoqueta se vino enamorada de esta ciudad, a mí también me gustó mucho. Tiene unos lugares muy interesantes, la gente es super amable, y en Hamleys (la juguetería más antigua de la ciudad) la pasé bomba: conocí muchos amiguitos y me la pasé jugando como un loco.


Acá posando con el Big Ben de fondo. Tenía miedo de caerme al agua del Támesis y mojarme las bolitas, pero por suerte la zoqueta estaba atenta.

Paseamos unos 15 días por este continente, conociendo gente, compartiendo historias y viendo edificios que tantas veces miramos en fotos o estudiamos. Una experiencia muy enriquecedora, que nos llenó de buenas energías para arrancar este año que está recién empezando. Eso sí, ¡la próxima me llevo una valija más grande! ¡Me quería traer todo! Por suerte algunos souvenires pudimos encanutar entre la ropa. ¡Espero volver pronto a este maravilloso lugar!

¡Saludos y hasta la próxima vacación-aventura!

viernes, 2 de enero de 2015

¡Vacaciones!

El viaje de los 15 años llega con 15 años de retraso, pero a quien sabe esperar, no le importa nada. Gracias a mi vieja que decidió invertir sus ahorros de varios años, esta noche estaremos tomando un avión con destinos hermosos, para conocer lugares a los que hace años soñaba llegar.


¡Hora de las vacaciones! ¡A la vuelta Vendetta les contará sus aventuras!