lunes, 25 de febrero de 2013

Infancias robadas

A veces cuando paseo por los bazares esos que venden mucha gansada toda junta, me sorprendo y divierto al mismo tiempo en los sectores de juguetes para chicos.

No por la obvia mala calidad de los mismos, ni por los precios o lo trucho de algunos, sino por la posición poco feliz que tienen algunos juguetes dentro de sus bolsitas...


Oh sí, usted es un Triceratops muy pervertido. Y la cara del T-Rex no deja lugar a duda. Ojo que el Stegosaurio quiere prenderse eh.


El día que las ovejas se hartaron de ser objeto de burla sexual, decidieron dar vuelta la historia. Ahhh, ¿¿te crees vivo porque sos caballo?? ¡¡Tomá!! 


Esto ya es una orgia. Es un despelote.

Quiero creer que fueron a propósito. Cabe destacar que no fueron tomadas en el mismo bazar...

sábado, 23 de febrero de 2013

Literario

Lo mejor de cumplir años es que siempre termino ligando un montón de libros, y por suerte en este último entre los que me cayeron estaban los siguientes de la trilogía de Cincuenta Sombras.

Este en particular, me duró dos días. Uno de esos días me senté a leer a las 22:30, y hasta las 3 y media de la mañana que no lo terminé, no lo pude dejar.

Cincuenta sombras más oscuras nos trae a un Christian Grey "mejorado" si se quiere, que no soporta estar sin Anastasia y que está dispuesto a cambiar. Una persona que empieza a abrirse, empieza a querer olvidar sus miedos y a contar acerca de su pasado, que quiere y busca ser mejor y estar para ella en todo sentido.

En este libro se va a entender un poco más el pasado horrible de este muchacho, por qué tiene tantos miedos, por qué es así de extraño sexualmente, qué son esas marcas que tiene tanto físicas como psicológicas. Lo mejor de esta segunda parte es simplemente esto, el entender un poco más de la mente de este triste hombrecito, en empezar a atar los nudos de la historia e ir cerrando capítulos, sin tener ya esa sensación de que hubo cosas sin explicar y que no se entienden, sin una curiosidad asesina en el final (bueno, hasta ahí, porque de nuevo el final es TREMENDO, peor que en la primera parte y te deja con ganas de agarrar el tercero).

Nuevamente debo decir que es muy apasionante, sobre todo cuando empezás a entender todo, y ver las intenciones de él de querer ser alguien que no sabe ni nunca supo o intentó ser: un hombre enamorado. Y otra vez, al menos para mi, el condimento sexual pasa a segundo plano. De hecho, más que en el primer libro, porque la historia se fue tornando mucho más interesante.

Ya estoy leyendo el tercero a ver como termina todo esto, pero hay que decirlo: la historia se pone interesante.

Y sí, hay que seguir ocultándose en el colectivo si se quiere leer sin ponerse colorado. ¡Sigue siendo chancho!

jueves, 21 de febrero de 2013

Cortejo sexual

Hoy fue feriado en Buenos Aires, y luego de haber tenido que trabajar igual toda la mañana, a la tarde decidimos regalarlos con novio un adictivo roll de manzana de Starbucks, para lo cual teníamos que dirigirnos al shopping más cercano del barrio.

Lo interesante del Starbucks de este shopping es que tiene una especie de barra donde te sentás en banquitos altos, y estás de frente a una de las puertas principales de entrada, lo que te deja un buen panorama como para mirar qué pasa con la gente que entra y sale del lugar. Así, mientras degustábamos nuestro café y la delicia calórica, podíamos observar ciertos comportamientos humanos característicos de un día feriado. Para ser más puntuales, de adolescentes tanto femeninos como masculinos.

Es característico de las adolescentes mostrar la mayor cantidad de piel posible, utilizando a veces recursos como "anudarse la musculosa para que se vea el piercing en el ombligo". Hemos visto cada cosa hoy, que por momentos los dos nos mirábamos como diciendo "¿¿Ah??", como cuando vimos entrar a una nena (para mi son nenas, qué quieren que les diga) con un short de jean cortísimo a nivel "dejo entrever cachetes", muy alto, con una remera de manga larga metida adentro del mismo y una vincha con los colores de Inglaterra (?).
Y los muchachos. ¡Qué pasa, muchachos! Con pantalones ceñidos a las piernas, remeras de colores obscenamente femeninos, gorras (ay, las gorras....), accesorios de colorcitos, cejas inusualmente perfectitas.....

Sinceramente, me hicieron acordar un poco a esto:
"Muchas especies animales tienen durante el periodo de acoplamiento una serie de comportamientos más o menos ritualizados. Frecuentemente implican la exhibición de características físicas, la producción de sonidos especiales o regalos a ofrecer al candidato. Este tipo de comportamientos se observan de forma más desarrollada en las aves"

Oh sí. Los comportamientos animales están bien arraigados, así que nadie puede dudar de nuestro origen ni nuestras raíces, para nada. Al menos en la mayoría. Yo a esa edad era una tarada que se juntaba a ver Friends con las amigas y miraba animé cuando volvía de la escuela.

Me terminé mi café y me fui rápido a mi casa, consternada (?).


PD: Hace unos días, en la puerta de otro shopping, había un grupete de muchachos adolescentes de dudosa procedencia "rapeando". Oh, por el amor de dios, rapeaban.

lunes, 18 de febrero de 2013

La vida en media hora

Salgo de trabajar y tengo que estar en la clase de los lunes en el gimnasio que arranca a las 19 hs.

Hora del momento en que salí: las 18:28 hs.
Distancia a cubrir: 12 cuadras.
Obstáculos en el camino: varios.

18:30 horas arranco me doy cuenta que me olvidé la toalla en mi casa, pienso que tengo que comprar una nueva mientras apuro el paso porque si llego tarde no puedo reservar la bicicleta que uso siempre que es la que mejor anda, freno en un negocio que tenía que pagar un dinero que quedé debiendo, veo que está cerrado, bien, sigo caminando, freno en otro negocio y le compro el desodorante a mi novio porque recordé que le queda poco, guardo el desodorante en la mochila, sigo, voy frenando cuando llego a la farmacia porque quiero comprar mi desodorante, veo que tiene cartelito de "cerrado por vacaciones", puteo, sigo caminando mientras pienso que voy a tener que meter un palito en el poco desodorante que me queda para ir tirando hasta que lo consiga, freno en un local de chucherías y me compro unas hebillas porque también me las olvidé en mi casa y cuando empiezo a hacer gimnasia se me vuela el flequillo para todos lados y se me mete en los ojos, las guardo en la mochila, sigo, freno en el kiosco y me compro una botellita de agua porque ahí sale 4 pesos menos que en el chorro del gimnasio, la guardo, sigo, freno en la dietética y le pido un mix de frutos secos y pasas de uva mientras visualizo el cajoncito donde los guarda vacío, puteo, le pido 100 gramos de cada cosa, mientras me lo mezcla empiezo a dar vueltas alrededor del negocio, no sé si para no perder ritmo o porque me embolo, guardo las cosas, estoy por salir y miro de reojo un cajón con bolsas de tutucas a 3 pesos, doy media vuelta y le pago unas tutucas, guardo, la mochila cada vez pesa más, salgo, voy hasta la farmacia de la esquina y pregunto si tienen mi desodorante, la vieja que atiende ni siquiera lo conoce y se pone a buscar en la computadora, ya son las 18:20 y el gimnasio está sólo a 3 cuadras, revisa revisa y yo me pongo nerviosa, "no se preocupe mañana le traigo el envase a ver si lo ubica" le digo mientras pienso "la puta que te parió", salgo, sigo, paso por el kiosco que está enfrente al gimnasio y le pido al tipo que me de una toalla, me mira y señala los paquetes de toallitas femeninas, le digo "nono una toalla de manos", me pregunta el color y ya me pongo nerviosa, "¡¡¡la blanca!!!", le pago, salgo, cruzo la calle, llego al gimnasio, pago el abono que tenía vencido por irme de vacaciones, subo la escalera como escupida de viejo, guardo la mochila, me siento en mi bicicleta y la clase empieza nomás a las 19 horas en punto conmigo en ella.

Un éxito de taquilla.

Me sentí un poco como este gato hoy:



Finalmente me agoté por la clase, por la cantidad de cosas que hice, y por volver a casa con 3 bolsas llenas de la verdulería.

Sí, hoy duermo como un cerdo. Lo sé.

domingo, 17 de febrero de 2013

Literario

Dos amigas me dijeron que habían empezado a leer un libro, y las dos se fanatizaron (una más que la otra), y me empezó a picar el bicho de la curiosidad. Por un lado, porque una de esas amigas es de leer libros que yo también disfruto mucho, y tenemos bastante en común en ese sentido. Y la otra, es de las que leen poco, y cuando agarra un libro y le encanta es para tener en cuenta.

Lo veía en las librerías pero por alguna razón no me llamaba la atención. Tenía una leve idea de qué era, pero no había profundizado, y la verdad es que tengo TANTO para leer ya comprado esperando en los estantes de mi casa que no quise averiguar más sobre esta trilogía de novelas, pero en fin. Volviendo de las vacaciones me di cuenta que iba a estar en el aeropuerto haciendo tiempo (entre micro, espera y vuelo, eran unas 10 horas) sin ningún libro, porque ya me había terminado Túneles, y en la librería local encontré el primer tomo de este y me decidí a darle una oportunidad. ¿Qué tenía que perder? Nada.

Cincuenta sombras de Grey nos trae la historia de Christian Grey, un joven empresario millonario que tiene, además de varios problemas psicológicos, unos gustos sexuales bastante peculiares, siendo adepto al masoquismo/sadismo, entre otras cosas. Por otro lado está Anastasia Steele, una joven e inexperta estudiante recién graduada de la carrera de Literatura. Ambos se encontrarán por las vueltas de la vida, una amiga de Anastasia le tenía que hacer una entrevista a Christian para el periódico de la universidad y justo ese día amanece enferma, y le pide a Ana que vaya en su lugar y lo entreviste por ella. Ahí se encontrarán y empezará toda la historieta.

En la mayoría de los sitios de internet donde estuve hurgando un poco sobre este libro vi que la tienen etiquetada como una "novela erótica". No les voy a mentir, tiene muchas escenas bastante explícitas que van a hacer que si estás leyendo el libro en el colectivo y no estás en un asiento individual, termines levantando el libro de tal manera que nadie pueda leer lo que vos estás leyendo, por la naturaleza de sus descripciones. Y si bien el tipo es adepto a las cosas raras, las que se ven al menos en este primer tomo no son tan raras como lo que uno se esperaría (en un momento hay una especie de lista donde se ven las cosas que él querría obtener de ella, y algunas son un tanto perturbadoras). Quiero decir, no son tan raras porque no es nada que nadie haya leído/visto en algún lado (sea internet o película), no que sea normal de ver en la vida diaria. ¡Al menos no es mi caso! Pero personalmente no sé si rotularía esta novela como sólo erótica. Sí, hay sexo, es explícito, pero no es tan detallado como yo me imagino que lo sería alguna otra novela que sí fuera 100% erótica. Nunca leí algo como esto pero me da la sensación de que una novela que apunte solamente a eso tendría escenas sexuales mucho más largas, que ocupen varias páginas, y el nivel de detalle sería mucho más elevado. Como leer a Tolkien describiendo la comarca, ESE nivel de detalle, pero aplicado al erotismo. Y no es tan así lo que se lee acá. 

Para mi esta novela es sobre un hombre perturbado, que tiene un pasado (que aun no podemos entender del todo) que lo lleva a ser una persona desconfiada, que no le gusta que lo quieran ni sabe querer a una mujer, y que solamente conoce esta forma de sadismo para mantener una relación. De pronto este hombre frío, extraño, psicológicamente complicado se encuentra con esta chica, Anastasia, una joven nueva en el mundo de las relaciones, dulce, inocente, que jamás ha estado con nadie pero que se enamora perdidamente de él y quiere tener algo especial. Los dos se ayudan, de alguna u otra manera, y supongo que en el resto de las novelas iremos notando un cambio importante en los dos. Y luego está el condimento sexual en las páginas. Pero no creo que ese condimento sea el que define la historia.

La verdad es que me lo terminé leyendo casi todo en esas 10 horas que tenía muertas (aunque me faltó un poco que lo terminé al llegar a mi casa). Me atrapó tanto la historia de este pobre tipo (y digo "pobre tipo" porque por momentos da pena que sea tan cerrado, y en otros momentos simplemente lo querés cagar a trompadas) que no podía parar de leer. Ahora ya empecé el segundo, porque necesito saber cómo sigue ¿Aprenderá a querer? ¿Dejará de ser tan desconfiado? ¿Dejará que Anastasia tome el mando alguna vez? ¿Logrará mantener una relación normal? ¿Tendré que seguir tapándome para leer en el colectivo? Ya me enteraré.

Yo, fanática declarada de la literatura fantástica, admito que este libro me gustó. SÍ, LO ADMITO.

jueves, 14 de febrero de 2013

Los después de las vacaciones

Es difícil retomar la rutina después de haber estado unos días afuera. Pero no solamente por el hecho de la fiaca en sí que provoca el tener que VOLVER a sentarse detrás de una computadora (en mi caso al menos) para pasar horas haciendo algo poco divertido, si no por los otros factores que uno absorbe desmesuradamente cuando se va de viaje. Especialmente si es a un lugar lleno de verde, alejado de las grandes ciudades.

El aire limpio, la gente que es más amable, el ritmo de vida que siempre es diferente. La tranquilidad de caminar por la calle y no escuchar los colectivos, no hay bocinazos, no suenan alarmas. La gente te dice "buen día" en todos lados, hasta cuando estás caminando en el medio de la montaña y te encontrás con otro que está en la misma situación de vos. Si tenés suerte, hasta quizá te lo dicen en su propio idioma, y vos sonreís como un idiota porque un japonesito re dulce te dice "Konnichiwa" y "Arigato" cuando lo dejás pasar. Anochece más tarde y amanece tempranito, y el aire de la mañana siempre es fresco, bien fresco.

Sabía que estas cosas las iba a extrañar cuando volviera a Buenos Aires, pero una buena señora en el avión de vuelta a esta ciudad me hizo recordar lo asquerosos que son sus habitantes. Se paró en el medio del pasillo (cuando recién estábamos empezando a subir), y se tomó su tiempo, tranquila, para acomodar el equipaje arriba. Tras lo que pareció una eternidad, mi amiga finalmente decide pasarle por atrás y pegarle, de paso, un empujoncito poco disimulado con su mochila.

Señora: "Tendrías que sacarte la mochila queridita, y llevara en la mano" (ese "queridita" de las viejas me satura), le dice a mi amiga desde atrás.
Zoqueta: "Y usted tendría que tardar menos y correrse del pasillo, SEÑORA"

Antes de esto vimos como la vieja desagradable se robaba sin vergüenza un par de almohadas del sector de primera clase. Esta señora, con su mala onda, su cara de culo arrugada y su arrogancia en cada paso que daba (¡Después en Buenos Aires se puso a romper las pelotas en el baño del aeropuerto porque decía que la gente tardaba mucho en salir!) me bajó de un hondazo a la realidad y me recordó a donde estaba volviendo. Estaba volviendo a Buenos Aires. Donde nadie te dice "buen día", y si vos lo decís probablemente te quedes esperando como idiota para que te respondan, y si alguien te responda tenés que jugar al quini, mínimo. Donde no hay aire limpio, el ritmo de vida es atropellado, y si vas a cruzar la calle los autos no te dejan pasar ni en pedo. Hasta el japonesito que ves en la calle con su cámara de fotos no te va a dar pelota, porque estás en la ciudad. Acá no hay "Konnichiwa" que valga.

Todavía me duran algunas pequeñas costumbres de mi paso por el interior del país, y el otro día me encontré saludando a la gente de los puestitos del Barrio Chino, cuando fui de paseo por el año nuevo. Pero ya me siento cansada, ya no soporto la temperatura, y el ruido de esta ciudad me aturde. La humedad me empaña los pulmones, y la cantidad de gente me da herpes en los ojos.

Creo que el cuerpo me está avisando que en algún momento sería una buena idea migrar de Buenos Aires hacia otros lados más amables. Por lo pronto, me conformo con tener la chance de desenchufarme de tanto en tanto, y extrañar un poco mucho cuando me toca volver.

Literario

Para navidad mi novio me trajo dos libros, y entre ellos estaba Túneles, de Roderick Gordon y Brian Williams. Siempre pensé que ese libro era más bien infantil (no sé por qué, era algo que sospechaba), y por una cosa u otra jamás lo compraba. Gran regalo gran, porque al final resultó ser una gran elección.

Túneles nos trae la historia de dos personas, padre e hijo, que aman realizar excavaciones y encontrarse con viejos lugares y objetos que coleccionan y que llevan de vuelta a su hogar, donde viven también con dos mujeres: madre y hermana. La familia Burrows está compuesta por el Dr. Burrows que además de dedicarse a ese pasatiempo trabaja en un museo, Will Burrows que sigue los pasos de su padre, Rebecca que es la que básicamente mantiene la casa, y la señora Burrows, una mujer que vive sentada frente al televisor y no hace nada productivo.

La historia comienza de verdad cuando un día el padre de Will desaparece y no lo encuentran por ningún lado, y Will decide entonces ir en su búsqueda junto con su buen amigo Chester, adentrándose en un mundo desconocido con gente extraña y lugares que encuentran sumamente raros e intrigantes.

Sinceramente la novela de infantil no tiene nada, está muy bien redactada, es atrapante, te deja con ganas de seguir leyendo más y más de lo que sigue pasando, y llegás al final donde seguro se te va a escapar un "¡Noooooooooooo!" tremendo que te va a obligar a correr a la librería más cercana a buscar el siguiente libro de la saga.

Esta es la primer entrega de un total de seis novelas, y en este momento podemos encontrar las primeras cuatro acá en Buenos Aires. La quinta novela sale a la venta traducida al español en marzo de este año, y el sexto libro aun está en proceso de ser escrito.

Un libro más que recomendable, sobretodo a amantes de la literatura fantástica como quien les escribe esto. Ideal para regalar y regalarse. ¡De esos que se quieren seguir leyendo sin parar!

martes, 12 de febrero de 2013

El Chaltén ~ Febrero de 2013


¡Hola a todos! He vuelto, y no en forma de fichas.

Para los que no me recuerdan o aun no me conocen mi nombre es Vendetta, soy un siberianito nacido en el partido de Avellaneda (mis padres eran de la Patagonia) y hace unos 5 años vivo con la Zoqueta a quien llamo, dulcemente, mi "medio de transporte vacacional".

En esta oportunidad, decidimos irnos para El Chaltén, en la provincia de Santa Cruz, Argentina. Por suerte la desgraciada esta vez no me olvidó, porque tiene la costumbre de preparar todos sus bártulos y olvidarse lo más importante: A MI. Ya me perdí como dos viajes, pero esta vez me puse las pilas y directamente me metí en la mochila antes que ella se diera cuenta. ¡Tomá de acá, guacha podrida!


Acá estoy en el avión, por suerte me tocó ventanilla. Aunque con la turbulencia que hubo cuando empezamos a bajar en el aeropuerto de Calafate, lo único que quería era gomitar en la bolsita.

El Chaltén es un pueblo que está a unos 220 km más o menos de la ciudad del Calafate, al que se puede llegar por micro o traffic desde la ciudad. El pueblo en sí no es muy grande aunque tiene casi todo lo necesario para vivir (yo le mandaría alguna biblioteca y una veterinaria, porque si me pasaba algo me tenían que llevar al Calafate!). Hay muchas opciones de hospedaje y distintos precios, nosotros decidimos ir a un hostel lo cual fue una buena idea al final porque conocimos mucha gente loca como uno mismo. ¡Hasta un chico de Israel que preparaba un té de menta muy rico!


Las camas del hostel eran demasiado cómodas.

Para ir al Chaltén hay que mentalizarse que lo que uno va a terminar haciendo todo el tiempo es caminar, caminar y caminar. Por algo le dicen "la capital nacional del trekking". Hay muchos senderos de distintas dificultades y de distintas extensiones (hay desde miradores a los que se llega en una horita como lugares que necesitan unas 4, 5 horas de caminata), así que hay para entretenerse. Lo que sí, después de la primer caminata de 7 horas en total terminé a diclofenac y átomo desinflamante. Oh, dios bendiga la farmacia del pueblo.


Acá estoy con el lago Viedma de fondo, después de caminar sobre el glaciar unas 3 horitas. ¡Había mucho viento y se me volaba el bonete!


Acá estoy en la laguna Torre. Una caminata bastante larguita para llegar, pero valió la pena. Lo que sí, me congelé las bolitas.


¡Flor de siesta me pegué!


Acá estoy en el "Chorrillo del Salto", una de esas caminatas que están cerca del pueblo y se pueden hacer un día de mucha fiaca. Ideal para ir a tomar unos mates. Lo que sí: hay que aguantarse la cantidad de turitstas. Como es fácil, va medio mundo.


Extrañaba mucho los bosques patagónicos, aunque me costó bajar del arbolito este. Zoqueta desgraciada, ¡me colgó como si fuera un banderín!

En resumen, fueron 9 días de extremo descanso, mucha lectura (casi dos libros terminados), mucho ejercicio y los pulmones llenos de aire limpio. De hecho, uno acostumbrado a vivir en la ciudad de Buenos Aires, cuando empieza a hacer esas caminatas en subida empieza a sentir como que se le cierran los bronquios. No hubiera sido tan mala idea llevar un "chuf" tipo de asmático, debo decir.

¡Un lugar muy hermoso y recomendable para ir a descansar y volver con unos gemelos y cuadriceps de acero!

¡Hasta la próxima vacación-aventura!