miércoles, 30 de marzo de 2016

Ojos que no ven

Mi papá no es una persona afectuosa. No lo es ahora a sus (casi) 84 años, ni nunca lo fue.
Tengo pocos recuerdos de momentos felices con él. La mayoría fueron momentos de mierda. Insultos, gritos, faltas de respeto. De esos sí que tengo varios.

Toda mi adolescencia la pasé con el firme objetivo de irme de esa casa un día. Estudié como una bestia para pasar menos tiempo libre dentro de mi casa. Salía mucho los fines de semana. Cuando empezaron a soltarme, me quedaba a dormir mucho en casas de amigos. Ahorré siempre lo más que pude para poder disfrutar al menos 10 días al año de descanso, en días de verano. Atormenté a mis amigos a lo largo de todos esos años contándoles lo mal que la pasaba, pero lo pasaba mal de verdad.

Mientras yo crecía, mi necesidad de la familia perfecta se iba apagando. Porque claro, no solamente los detestaba, sino que al mismo tiempo ansiaba que llegara el día en que alguno me dijera algo bueno. Una ironía andante. Esperaba algo positivo. Al mismo tiempo, la salud de mi viejo iba en caída, y su vejez se fue aproximando de a poco.

Hoy me tocó vivir una situación bastante triste con él. Estaba armando un trabajo para que yo lo pase en limpio en el sistema virtual, y no podía leer su propio borrador. Tuve que quedarme al lado de él dictándole lo que él había escrito esa misma mañana, porque no lo leía. De a poco va perdiendo la vista, y hay días que no puede ni leer las letras grandes de los titulares del diario. Ni hablar de leer los subtítulos de una película, a pesar de haberse comprado hace poco una televisión de 50 pulgadas con ese fin.

Entonces todas estas cosas feas que pasé toda mi vida pasan a segundo plano, y llega la lástima. Pero no esa lástima pedorra que se le tiene a los viejos, que no sirve para nada: lástima de ver al ser que te dio la vida achicharrarse de esa manera y verlo como baja los brazos. Porque mi viejo no es de esos que le ponen garra a la vejez y uno admira, al contrario. Le abrió la puerta a la vejez y se fue a sentar en su silloncito, a oscuras, con la sola compañía de unos tangos en la radio.

Su mundo se tiñe de gris y yo no tengo las herramientas para ayudarlo a combatir eso.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando se tienen padres jodidos y llegan a ese punto en que ya empiezan a depender cada vez más de nosotros, se da esa situación de ver al poderoso caído ¿no?

Me imagino que por un lado te pasa que lo ves y ves al tipo que te hizo infeliz, pero también ves a una persona que precisa tu ayuda. Me imagino que también te acordás de las agrias horas que te hizo pasar, de todo lo que lo habrás ¿odiado? no sé si sea esa la palabra... quizá tal vez todas las veces que tal vez fantaseaste con dejarlo morir solo.

Y sin embargo ahí estás: a su lado, asistiéndolo. Y entiendo que está bien, eso. Pues estás mostrándole que ese poder que él ejerció mal sobre vos, ahora vos lo ejercés con más sabiduría y benevolencia, con más sensibilidad.

En casa lo mismo pasó con mi Abuelo, que nunca supo decirle "te quiero" a las hijas, que fue violento, que ejerció el miedo y que, aún así, cuando lo agarró el alzheimer y el tipo quedó ahí... despojo de despojos, mi Abuela y mi Vieja (que lo sufrieron una bocha) estuvieron ahí, y no por lástima, sino por piedad.

Que procedas así, habla bien de vos, porque a pesar de todo sos capaz de ser piadosa con él. Eso solo lo logra la buena gente.

Abrazo

Zoqueta dijo...

Gracias por tus palabras. Como en alguna otra ocasión muy acertadas, por cierto.
Si habré fantaseado cosas negativas... ni hablar. Pero el haberme mudado y el haber crecido creo que me hacen ver las cosas de otra manera. No justifico ni un poco su necesidad de daño continuo en el resto, pero de alguna manera puedo entenderlo.

R dijo...

Hacía mucho que no entraba por estos lares, y lo primero que leo es este post, pareciera que me estaba esperando.
Te entiendo... me está pasando algo parecido. Creo que tengo tu edad y también esto de un papá "abuelo" de 81. En mi caso no puedo decir que no tengo recuerdos felices, pero a veces le reprocho muchas cosas... entre ellas no haber sido más amable con mi mamá durante SIEMPRE (ella falleció el año pasado, después de enfrentar y no ganarle a una enfermedad de mierda). Ahora nos quedamos los dos solos. Él, inútil por naturaleza y dependiente de mi vieja por 40 años, imaginate ahora encima viudo. A mí me da lástima dejarlo solo, porque sé que en 3 días se muere de hambre porque no sabe cocinar ni un huevo hervido, o lo entran a afanar y lo matan o, en el mejor de los casos (para él), le da una cirrosis fulminante. En fin... nada, quería decirte que te entiendo, es una situación jodida, porque en el fondo, a veces muy en el fondo, nos invade un gran sentimiendo humanitario incluso con quienes nos provocaron mucho dolor.
Si te puedo ayudar en algo, por acá estoy... Estoy terminando la carrera de Educación Especial orientada a la discapacidad visual, capaz puedo darte alguna idea para que puedas ayudarlo a que no se sienta inútil al ver tan poco. Hay algunos truquitos que pueden servir para la vida diaria o sino cosas más tecnológicas que se consiguen fácil, para que pueda seguir trabajando y no estar pendiente del hecho de no ver bien.
Saludos!