viernes, 8 de noviembre de 2013

La caducidad obviada

Puedo llegar a entender esta obsesión con la juventud, que nos de miedo envejecer, que debe ser terrible un día mirarse al espejo y ver una cosa arrugada y deshecha como si la vida se estuviera riendo en la misma cara de uno. Pero lo que no entiendo es como esa obsesión lleva a la gente, especialmente a las SEÑORAS, a realizar aberrantes actos en búsqueda de "parecer" jóvenes.

Por más silicona que te mandes en la cara, uno no es boludo. ¿No se dan cuenta que así estén rellenas de plástico y tengan los cachetes salidos para afuera se nota que son viejas? ¿Sus espejos son distintos a los míos? Porque no es que una piensa "Oh, ¿60 años? ¡No se te nota!" ¡LAS PELOTAS! No sólo se nota, sino que queda espantoso.

En el gimnasio me toca ver cada estropajo que, tranquilamente, podrían filmar una película de terror ahí adentro. Me gusta aprovechar las mañanas porque sé que los aparatos están casi vacíos (no así la pileta, que con esa "aquagym" siempre está hasta las bolas), pero termino con los ojos cruzados de las cosas que me cruzo. Porque encima, no sólo es que se visten como si tuvieran 20 años (y claramente NO), sino que cuando se están cambiando en el vestuario andan en pelotas por la vida como si tuvieran un cuerpo que mostrar al público.

Disculpe señora, pero si alguien le pidió que ande mostrando su pasa de uva arrugada, no fui yo. ¿Me haría el favor de ponerse la bombacha y el corpiño adentro del recinto de ducha, antes de salir, como dios manda?

Entrar al vestuario es, por lo menos, cruzarse con un ojete arrugado al aire. Hay una señora en particular que es la más desagradable de todas, porque no solamente está arrugada como una bolsa de nylon a la que le agarró la lluvia, sino que encima abusa de la cama solar y del maquillaje. Es una mezcla de estos dos personajes:

Izma, de "Las locuras del emperador"

Magda, la vieja desagradable de "Loco por Mary"
 
¡Se imaginan ya el bochorno que es esta señora! Para que se den una idea, una vez una amiga se la quedó mirando, con el ceño fruncido como si intentara entender algo, a lo que yo la ayudé: "No te gastes en buscarle la razón, ESA es su espalda, así arrugada como la ves".
 
A VER SEÑORA, LAMENTO QUE NO LE GUSTE SER VIEJA. Todos vamos a ser viejos en algún momento, todos tenemos fecha de vencimiento. ESO NO QUITA QUE USTED TENGA DERECHO A VESTIRSE COMO MARRANA EN CELO. ¡Vaya a su casa a preparar galletas y dejarse de joder! ¡SE CALMA SEÑORA!

2 comentarios:

¨ce_ dijo...

Tremendo.
Igual creo que es peor cuando todavía son jóvenes. Si no, mirate esto: http://t.co/lMJdYJfraS
Paaaaaaabre xD

Nicolás Lasaïgues dijo...

No digo que sea fácil aceptar que uno se va cayendo a pedazos (en el mejor de los casos) a medida que pasan los años.
Pero negarlo es como decir que el agua no moja.