lunes, 6 de julio de 2015

El vampiro

Muchas veces me han comentado de personas que absorben energía y te dejan sin ganas de nada, y si bien lo podía entender, no sabía realmente lo que significaba. La magnitud de conocer a alguien de esa calaña. Hasta que, claro, me pasó hace dos semanas.

Un tipo vino recomendado porque necesitaba que le dibujaran planos, y mi nombre surgió en la conversación. Quedamos en vernos en un barcito acá cerca. Ya de entrada no me copó su onda "viejito dandy que se cree ganador". Cuando se enteró lo que yo hacía, en vez de sólo planos quiso que le haga todos los trámites completos. Y ahí empezaron los problemas. Este vampiro chupa sangre peca, entre otras cosas, de miserable ratón. Le pasé presupuestos y me los peleó todos. Y no estamos hablando de unas barbaridades, de hecho, entre mis conocidos suelen decirme que cobro poco. No me gustó la regateada, pero entre su «Ay, es que ya los presupuesté» y el hecho de que necesito cada centavo para fin de año, acepté. PARA QUÉ.

Por empezar, me llamaba a cualquier hora, todo el día. Me exigía que me apurara. Una vez nos teníamos que encontrar a las 11:00, y a las 10:59 (posta) ya me estaba llamando. Y cuando le dije lo que cobraba me tiró un «vos debes estar llena de guita». Sí chabón, por eso pago alquiler de un departamento que se me llueve. Porque soy rica.

Entre estas cosas y otras drenó mi energía, y me dejó de cama. Fue increíble, jamás había vivido nada semejante. Una persona tan molesta, tan chupa onda, que me terminó dejando hecha un harapo deprimido y sin ganas de salir a trabajar. ¡Horrible! Ahora entiendo más a todos los que alguna vez me dijeron que se cruzaron con alguien así. Y de cama posta eh, una gripe galopante y todavía una tos que no se me quiere ir.

A la tercera vez que nos juntamos le dije que le armo estos trámites que ya le había aceptado, pero que no le hago más nada. Ni por todo el oro del mundo me voy a fumar a un flaco tan desgastante. Por algo trabajo por mi cuenta, para no aceptar exigencias y pelotudeces de nadie.

Al final, conocí un vampiro.

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