jueves, 18 de junio de 2015

Literario

Estaba contando los días para empezar este libro. Desde que me enteré que salía, anduve pispeando las librerías, esperándolo con ansias, hasta que por fin llegó a mis manos. Sí, Isabel Allende, mi maravillosa creadora de mágicas historias, que nunca me decepciona. Claro que algunos de sus libros me gustan más que otros, pero la verdad no leí nada de ella que no me gustara.

Y claro, esta no es la excepción. Al contrario.
El amante japonés fue un libro que me enganchó desde la primer página. No, no es un libro erótico, si buscaban algo de eso van por el camino equivocado, que el título no los engañe. Es una historia sobre un amor eterno, un amor de esos que nunca debería haber comenzado, que unió a dos personas muy distintas cuya cosa en común fue, justamente, una pasión que rompió todas las barreras, incluyendo la del tiempo.
Alma Belasco, una señora mayor, se traslada a vivir a la residencia de ancianos Lark House, donde conocerá entre otras personas a Irina Bazili, quien será su compañía en esta etapa de su vida en la que ya no es fácil estar en todo, y menos hacerlo solo. El nieto de Alma, Seth, se propone escribir un libro sobre la familia, por lo que recurrirá a la memoria y los recuerdos de Alma, entre los que aparecerá su antiguo amor: Ichimei. Alma irá desentrañando todo lo que lleva en su memoria, y otro poco Irina y Seth lo descubrirán por sus propios medios; pero de cualquier manera terminarán topándose con una increíble historia de amor que comenzó a muy temprana edad y que no conoce vejez ni fin.

De los últimos que escribió Isabel (El cuaderno de Maya en 2011, El juego de Ripper en 2014 y este que está recién salidito del horno) debo decir que es el que más me gustó. Y «gustó» no describe lo que me hizo sentir, me fascinó. Atrapa con las palabras, te deja con ganas, querés saber más sobre la historia de la familia Belasco y de cada uno de los personajes que aparecen, porque todos tienen un pasado y una historia que contar. Algunos te sorprenden y no los esperas, con secretos oscuros que cuando salen a la luz te dejan sorprendido. Es una máquina de generar sentimientos. Alegría, calidez, pena. No voy a mentirles, a mí me hizo lagrimear un poco.

Hace dos días que lo terminé y estoy tratando de recuperarme del shock emocional. Cuando me faltaban 60 páginas lo dejé un poco, porque me imaginaba la tristeza que me iba a generar cuando se terminara. Fue tanto lo que lo disfruté, que temí ese final que me dejaría la hermosa sensación de satisfacción que casi siempre ella me regala en sus palabras escritas. No quería llegar.
Un muy, pero muy maravilloso libro. Recomendable sin dudas. Y si aun no leyeron nada de esta autora, es una muy buena forma de empezar.

Mi parte favorita:

«Todos nacemos felices. Por el camino se nos ensucia la vida, pero podemos limpiarla. La felicidad no es exuberante ni bulliciosa, como el placer o la alegría. Es silenciosa, tranquila, suave, es un estado interno de satisfacción que empieza por amarse a sí mismo».

Ya te extraño, Isabel. ¿Hasta cuando tengo que esperar ahora?

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