lunes, 8 de junio de 2015

Heads-up

¿Alguna vez fueron conscientes de que en cualquier momento van a explotar? Es difícil de expresarlo con palabras, pero a mí a veces me pasa que puedo precisar el instante en que mi mente me está pidiendo por favor que pare. Que pare de mandarle información, que pare de pensar tanto todo, que pare de hacerme mala sangre. Es un instante, algunas veces advertido con un comienzo de esos dolores de cabeza horribles, otras con algo que se siente diferente.

Este año es un año muy estresante. Me estoy por casar, estamos juntando plata para el viaje, lo cual me lleva a desesperarme cuando estoy llegando a mitad de mes y mi sueldo no crece (para los que no saben, trabajo por cuenta propia, y no es que todos los meses hay una fecha en que tengo X dinero depositado, depende de la cantidad de clientes que llamaron). En mi familia las enfermedades no dejan de aparecer, mi abuela estuvo cinco meses en cama por una fractura de tobillo, mi papá estuvo en tratamiento de nuevo por su cáncer, luego se operó de la vista. Un familiar cercano tuvo toda la intención de hacerle juicio a mi mamá (finalmente no lo hizo, pero le sacó unos buenos pesos). Me tengo que mudar y no lo esperaba. Y así, otras cosas.

Me doy cuenta de cosas que hago mal y no ayudaron a impedir esos momentos en que siento que voy a enloquecer. Dejé de ir al gimnasio unos 4 meses con toda la intención de ejercitar por mi cuenta, pero no es lo mismo. Retomé el sábado y lo disfruté tanto (a pesar del inesperado y poco feliz gasto monetario), hoy me duelen hasta las costillas cuando me ato los cordones, pero qué más da. Me desenchufé. Noto que cuando tengo un tiempo al pedo, en vez de hacer algo que me desconecto, me conecto. Me pongo a ver facebook, por ejemplo, y no me saca del momento. A veces, lo contrario. En vez de ver una serie, leer un libro o jugar a la play, absorbo más problemas virtuales.

Necesito relajarme. Bajar un cambio. Esos momentos claros en que mi cerebro se da cuenta del problema y me avisa, no quiero sentirlos tan seguido. En lo posible, no quiero sentirlos más.

No, el yoga no va conmigo. Mejor dejame con un buen juego de tiros o un libro sobre magia.

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