jueves, 27 de febrero de 2014

Bariloche ~ febrero 2014


¿Estamos en vivo? Ah no, claro.

¡Hola a todos! He vuelto tras mi descanso merecido, otra vez en tierras sureñas, aunque esta vez con un grupito de gente distinto. ¡Han sido 11 días hermosos recorriendo las montañas y visitando amigos! Acá les traigo algunas fotitos y les cuento un poco cómo nos fue. Por suerte esta vez antes de que volvieran a olvidarse de mi, encontré un lugar bien cómodo en la mochila de la Zoqueta, y hasta manejé. Bueno, no manejé, pero sí miré los mapas. ¡Soy un capo! ¡Inigualable!

 
"No pibe, por ahí no vayas, guarda"
 
 
"Pará... ¿Bariloche no quedaba en Neuquén? ¿Cómo que Río Negro? Pero la puta madre..."
 
Todo comenzó el miércoles 12 de febrero, cuando arrancamos para Neuquén. Allá, tras 12 horas de viaje, nos recibieron nuestros queridos amigos neuquinos, quienes nos esperaron con unas riquísimas facturas y matecitos bien calentitos. ¡Los churros rellenos de Neuquén son una locura! Ya al otro día iniciamos viaje para Bariloche, donde tiraríamos los bártulos en la cabaña y marcharíamos a festejarle el cumpleaños a la Zoqueta, 30 años pegó la loca. Incluso ligó torta y velita gratis en "Rincón Patagónico", una parrilla donde se come muy rico. No se preocupen, tenían parrillada de vegetales, así que la agasajada no pudo quejarse. Yo me clavé un flor de chori, olvidate.
 
 
Acá posando en un árbol de los que estaban en el bosque del Parque Municipal Llao Llao. Yo me quería quedar, pero bueno, todo no se puede en esta vida.
 
Caminar, caminamos como bestias. Aunque no hicimos ningún trekking asesino como en el último viaje al Chaltén, sí hicimos varios kilómetros, recorriendo bosques, metiéndonos en caminos medio perdidos, y llenándonos de tierra hasta en las orejas. Obvio que también descansamos e hicimos algunas actividades más tranquilas, como cerros en aerosilla y hasta en teleférico, cosa que a la Zoqueta casi le da un ataque. ¡Cómo le va a dar claustrofobia si era re seguro! Yo igual ese día me quedé en la cabaña, por las dudas. No, no es que tenía miedo, es que ese día daban una maratón de Ink Master y no me la quería perder.
 
 
Acá degustando un exquisito pan con mermeladas caseras, en una casa de té de Bariloche. ¡La de rosa mosqueta estaba buenísima!
 
 
Disfrutando la fresca patagónica. ¡Cómo se extraña ese vientito!
 
Aprovechando que fuimos en auto, además de Bariloche también recorrimos otros lugares. Fuimos a El Bolsón y Lago Puelo (supuestamente ese día había una feria enorme, pero fue medio poca cosa), también hicimos el maravilloso circuito de los Siete Lagos parando en San Martín de los Andes, y finalmente estuvimos en Villa la Angostura. Respecto a este último lugar, debo decir que está más hermoso que nunca, y me parece que con la Zoqueta y el Oso nos vamos a ir a vivir ahí en cualquier momento. Yo puedo trabajar de cualquier cosa; con la pinta que tengo, ¿quién me negaría un trabajo? ¡Nadie! Voy a arrasar con toda la Villa cuando vaya. Aunque si quieren llevar a Gala también, la maldita esa me va a robar protagonismo. ¡Ya vas a ver, guacha!

 
Acá en Lago Puelo, ese día hacía la calor.
 
Sinceramente, fueron unos días sumamente divertidos. Comimos muy rico, pudimos dormir con estufita prendida (algo que en verano resulta raro, pero ya se extrañaba), tomamos buenas cervezas y nunca faltó el fernet en la cabaña. Nos reímos demasiado y nos trajimos muchas anécdotas que le voy a contar a mi grupito de amigos peluchianos cuando haya reunión. ¡Tomá de acá, Jorge! ¡Mis anécdotas son las mejores!

 
Despidiéndonos del Sur, ¡Nos veremos pronto, querido amigo!
 
Ya me atoré de chocolates, de los que pude rescatar al menos porque los gansos de mis compañeros de viaje los pusieron en la luneta y llegaron todos medio derretidos, pero no importa, en el estómago todo se mezcla. Ahora a mirar las fotos y recordar ese silencio y esa paz, y juntar un poco de buena onda para este año recién empezado.
 
¡Hasta la próxima vacación-aventura!

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