lunes, 20 de octubre de 2014

All work and no play makes Zoquett a dull girl

Quiero sentarme a escribir aunque sea una bobada, y no encuentro el momento. No es falta de inspiración sino más bien de tiempo, fueron unas semanas agotadoras que culminaron en un fin de semana del día de la madre asesino.

¿La razón? Exceso de trabajo. Con el emprendimiento de pastelería se me ocurrió ofrecer unas promos de desayunos para el día de la madre (el domingo pasado acá en Argentina), y la respuesta de la gente fue fabulosa. Tuve muchos encargos, no puedo quejarme, me divertí muchísimo pintando bandejas, cocinando y armando paquetitos. A eso le sumo que tuve mucho trabajo de los trámites de siempre, y que la facultad este semestre viene bastante asesina y no me gusta descuidarla.

¿El resultado? Una cosa así:


Estoy cansada, mal dormida, ojerosa, pero realmente feliz. Feliz porque lo que me sale bien es algo que sale bien de mí, no dependo de nadie y es todo mi esfuerzo, y es un mimo a la autoestima. Me gusta que los clientes se sientan cómodos cuando voy a ver sus locales y les explico lo que necesitan; y me encanta cocinar y ver una respuesta positiva en la gente. Entregar los trabajos prácticos y ver que sigo sacando buenas notas, aunque llego raspando con el tiempo, y cada entrega es un pasito más cerca de la meta.

Está siendo un año muy productivo en este aspecto en particular. Hubo meses de bajón y poco trabajo, pero es la vida del freelance... siempre va a haber meses peorcitos. Por suerte se remontó y siento que mis esfuerzos valen. Lo único que me tira un poco abajo estos días es que no encuentro tiempo para leer, y no poder terminar los libros que estoy leyendo es un ultraje.

Eso sí... en donde tenga un buen rato para dormir como un tronco, me abrazo a la almohada y no me sacan más de mi cama.

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