miércoles, 25 de diciembre de 2013

Literario

Y finalmente llegó la hora de terminar con esta gran trilogía.

La historia fue realmente apasionante. En este último libro se cierra la relación de Tengo y Aomame, se explican muchas cosas, se despejan dudas. La trama cobra otro color, otra forma, y ya no estamos ante una cosa extraña que por momentos nos deja con la curiosidad en su máxima expresión por la cantidad de información que se nos mete en la cabeza, sino que ya todo comienza a cerrar.

Así y todo, hay que decir que la historia es muy, muy loca. El mundo de fantasía de 1Q84 que se inventó Murakami es una locura que atrapa de principio a fin. Hubo momentos en que no entendía nada, un poco me perdía con ciertos datos que nos tiran sin previo aviso, pero como sospechaba, en este último tramo todo fue aclarado y no me quedan dudas que estuve ante una gran obra literaria. No puedo compararla con ninguna otra pues, en realidad, el río principal que bordea todos los pequeños laguitos de la historia es esta relación tan especial entre dos personajes que nació cuando eran pequeños y que durante muchos, muchos años, no vuelven a encontrarse. Pero, así y todo, viven en la memoria del otro. En el corazón del otro, imborrables.

Todo lo que conforma estos libros está bien pensado y contado. No deja baches, no deja incógnitas. Es, realmente, una maravilla. ¿La recomiendo? ¡Pero por supuesto! Y, como ya he dicho, tengo más ganas que nunca de seguir revolviendo en las creaciones de este buen hombre para ver qué otras historias pululan en su haber.

Frases que me marcaron:

"(...). Los únicos que poseemos la noción del tiempo debemos de ser los humanos. El ser humano concibe el tiempo como una línea recta. Como si fuera un palo largo y recto en el que tallara muescas. En plan: aquí delante está el futuro, aquí detrás el pasado y ahora nos encontramos en este punto. Pero, en realidad, no es una línea recta. Carece de forma, en todos los sentidos. Pero como nosotros somos incapaces de concebir algo sin forma, por conveniencia lo imaginamos como una recta. Los seres humanos somos los únicos que podemos trasponer de ese modo los conceptos"

"Antes de salir, la enfermera se situó delante del cadáver y juntó las manos. Tengo hizo lo mismo, La gente muestra sus respetos hacia los muertos de manera espontánea. Al fin y al cabo, el fallecido acaba de realizar esa gran proeza personal que es morir"

Genialísima lectura.

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