domingo, 22 de diciembre de 2013

Carta abierta

Querido Papa Wel:

Se acerca esa época de cada año en que el calendario está por marcar 24 de diciembre, y ya comienzo a temblar de miedo pensando en lo que va a venir. ¿Es que no me gusta la Navidad? Para nada, me divierte mucho. ¿Es por la pirotecnia? No, no le temo, aunque no me molestaría que no tirasen nada. ¿Es la comida mi temor? No, generalmente hay varias opciones en la mesa navideña. ¿Cuál es entonces la raíz de mi miedo? Simple: tu libertad en cuanto a los regalos.

Creo que no he sido demasiado clara en estos 29 años, así que ante la duda, lo voy a repetir. No es que me moleste repetir las cosas, pero a veces creo que sos un poco cabezota, porque todos los años es la misma historia y todos los años es volver a lo mismo. A ver si esta vez, te queda claro, y nos prevenimos de tener algún tipo de inconveniente en los días venideros.

NO USO PIJAMAS. No insistas, por más que aparezcan al pie del árbol, NO los voy a usar. Tampoco esas bombachas rosa horrible, que ni siquiera me gustan para esos días femeninos molestos en que amerita usar algo cómodo. Ante tu insistencia, vuelvo a comentarte que la ropa de color no me gusta. No, para hacer gimnasia tampoco.

Querría evitar la aparición de esas cosas y alguna que otra que suelo encontrarme, como adornos de dudosa procedencia que terminan ocupando un espacio en el ropero hasta que encuentro la valentía suficiente para tirarlos a la mierda. Tampoco me gustan las remeras con inscripciones en otro idioma, casi siempre es en inglés y no me importa que la gente en general no la entienda, yo sí y me revienta tener algo que diga "happy and kissing you" o alguna burrada semejante. Para frases horrendas en inglés tengo a los hijos de puta de los japoneses, que en sus canciones de animé meten -por alguna razón que desconozco- frases mal dichas en inglés.

Te agradezco, pero para eso prefiero que me dejes un sobrecito con billetines que yo pueda inventir en algo no odioso, o en su defecto, nada.

Espero haber sido clara esta vez. No me obligues a dejarte de nuevo esa garrapiñada tenebrosa que te dejé el año pasado, adelantándome a tu atrevimiento. Lo lamento por tu inodoro.

Un besito.

Zoque

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