lunes, 29 de abril de 2013

Contar

Me indigna lo poco que tolero las cuestiones que involucran mi familia. Siempre me suena esa musiquita en la cabeza de la gente que me dice muy seguido "tenés que contar hasta 10 e ignorar todo lo que te haga mal" pero hay veces (como hoy) en que me dejo llevar por el enojo y termino explotando y mandando a la mierda al que me está molestando, lo que después deriva en caras de culo al por mayor y días de sentir en la nuca ese rayo de mierda que te están enviando cuando te tienen mucha bronca.

En un mundo bonito e imposible yo tendría una familia que me cayera un poco mejor, por lo menos. Pero no tuve nada de esas cosas de nene normal que hubieran ayudado mucho: los campamentos en familia o cualquier tipo de viaje todos juntos, fiestas o fechas especiales con mucha gente, una abuela que me horneara galletitas cuando yo fuera a jugar a su casa, un hermano con quien compartir todo, apoyo, conversaciones, juegos; en fin, todas esas cosas que para mi punto de vista son salidas de una película yanqui, no existieron.

A mis casi 30 años podría de una vez dejarme de joder con pensar en esas cosas y tratar de ver el vaso medio lleno por otro lado: mi novio es un compañero increíble y tengo algunas amistades que valen tanto que sólo pensar en ellas ya me hace olvidar la mala onda. Son realmente mi verdadera familia, aunque no haya crecido con ninguna de ellas. Pero estas cosas me siguen rompiendo las pelotas y me hacen pensar que yo estorbo en esa familia, que estoy de más. Y si hay una sensación muy fea es la de sentir que uno sobra entre sus familiares.

Otro condimento para agregar a la lista de motivos por los cuales no quiero tener hijos: la familia en forma de mochila llena de piedras que le pondría en la espalda nomás nacer. Ni en pedo haría pasar a otro por esto. Sería una crueldad.

Hay gente que tiene muchas ganas de romperle las pelotas a uno.


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