jueves, 23 de junio de 2016

Pasadita express por Bariloche


¡Hola a todos! Acá Vendetta, el perro copado, para contarles que estuve de paseo por la ciudad de Bariloche. Sí, ya sé, ya fui un montón de veces, ¡pero qué demonios! ¡Me encanta el sur!

En esta ocasión aprovechamos que la Zoqueta tiene una amiga de la facultad que vive allá (boluda le dicen), y nos mandamos unos 5 días a descansar un poco de la locura de la ciudad. Esta pobre piba se me estaba por morir de un pico de estrés, así que vino bien el corte y reencontrarse con el olorcito a bosque. También viajamos con otra amiga suya que vive en la provincia de Santa Fé, así que me la pasé rodeado de minas. Un capo. Ganador.


Esta es una vista desde la casa de Andrea. Pobre piba, la verdad, estar todo el día en tu living y ver ESO por la ventana. Qué desgracia.

Para aprovechar bien nuestra corta estadía decidimos hacer una cosa por día, como para no quedarnos mirando Netflix y tomando mate en su casa. Así que al segundo día de llegar nos clavamos flor de caminata a Colonia Suiza. Por culpa de unas malas decisiones, nos terminamos perdiendo y caminamos como 15 km todo culpa de Andrea, no sé bien por qué, pero igual estuvo buenísimo.


Acá posando con el cartelito de la Colonia. A la vuelta volví un toque mareado porque la mochila se sacudía mucho, me parece que la Zoqueta se zarpó con el chupi.

Visita obligada al otro día: el Cerro Campanario. Tiene una de las mejores vistas de Bariloche, así que es imperdible. Lo loco es que no había nada de viento, cosa rara, jamás me había pasado. Este día decidieron bajar la montaña a pata y por culpa de eso, la Zoqueta estuvo como 5 días con las piernas a la miseria. Menos mal que soy tamaño bolsillo y pude bajar adentro de la mochila. ¡Ni en pedo bajaba eso a pata! ¡Estas pibas están locas!


Mirame esta vista, Roberto.

Lo siguiente fue reencontrarnos con el Parque Municipal Llao Llao. Un bosque gigante, donde volvimos a cargar nuestros pulmones de esos olores increíbles. Lástima que no pudimos robarnos ni una manzana de todos los manzanos que encontramos en nuestro camino, pero tampoco daba para treparse a la reja del Llao Llao. La gente rica se pone violenta.


Bien boluda, sacando foto con el dedo. Igual no importa, yo salí re besho.



Acá posando en el Lago Moreno. Sí, ya sé, soy hermoso.

El sábado el novio de Andrea se re copó y nos llevó de paseo con el auto. Lo bueno es que paramos en muchos lugares lindos a mirar (y a chorear rosa mosqueta). Fuimos a El Bolsón, Lago Puelo y otros puntos del camino. Tuvimos suerte con el clima, así que la pasamos muy bien. 


Acá dice algo de huemules, yo no vi ninguno, me cagaron. Quería clavarme un sanguche de huemul recién cortadito.


Oh, la vida, la felicidad, poesía, palabras tristes, melancolía. 


A ver, ¿qué onda esta cerveza?


Bien: media pinta para mí es demasiado.

Fueron unos días mucho muy geniales, con grata compañía, muchas charlas y demasiadas risas. Las amigas de la Zoqueta son re copadas. Mención especial para Andrea, que nos armó la pieza y nos invitó a la comidad de su hogar. ¡Lástima que tenía que volver a trabajar esta! Yo me hubiera quedado. Igual viajes no me van a faltar. Con lo hormiguita viajera que es ésta, en cualquier momento me estoy metiendo adentro de la valija otra vez.

¡Saludos y hasta la próxima vacación-aventura!

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