jueves, 30 de abril de 2015

Recetario veggie! ~ dulce ~

Hay una receta de un postre, que es muy conocido acá en Argentina, y pasa de oreja en oreja, por generaciones. En mí caso me lo enseñó mi mamá, es sumamente rico y para nada pesado. Eso no sé qué tanto le juega a favor, porque uno termina picoteando de lo lindo hasta que la fuente queda vacía. Tenganlo en cuenta.

Postre de vainillas

Ingredientes (como para 5 - 6 personas)
1 litro de leche
1 caja de postre de vainilla tipo royal (en realidad usamos la mitad en este caso, si lo consiguen suelto pidan 40 gr)
1 cada de postre de chocolate tipo royal
2 paquetes de vainillas
1 lata de duraznos en almíbar

Preparación
Primero, preparar los postres. Yo recomiendo hacer uno, y mientras se enfría todo van haciendo el otro, total es rápido. Y en este caso uno medio litro de leche por 40 gr de postrecito. Si usan el litro por cada caja tengan en cuenta que probablemente necesitarán más vainillas (y una fuente más grande).
En una fuente (rectangular, de ser posible) acomodar una capa de vainillas remojadas en almíbar. Sobre estas poner el primer postrecito, y arriba unos duraznos cortaditos. Dejar enfríar un poco, y repetir la capa de vainillas y el otro postre. Por encima, decorar con duraznos.

Este postre se sirve bien frío, y resulta exquisito. Muy rico para acompañar con una tacita de té o café. Para esos días en que tenemos una comida pesada y queremos algo dulce viene bien, porque no resulta pesado.


¡Provechito!

jueves, 16 de abril de 2015

Literario

De tanto en tanto llega a mi vida un libro de esos que vienen para quedarse. Una historia que se hace su lugar entre mis favoritas, obligándome a leer hasta el cansancio, ojerosa, agotada, muerta de curiosidad. De esos que cuando ves la poquita cantidad de páginas que te quedan para terminarlo, empezás a sentir pena. Pero una pena verdadera, de saber que se está terminando esa primera vez de algo que te cambia para siempre.

Y sí. Los pilares de la Tierra es uno de esos libros que me cambiaron la vida. Un regalo de navidad por parte de mi hermano, un libro que me han recomendado muchas personas (en las cuales tengo confianza, literariamente hablando). Una joyita imperdible.

Ken Follett creó una increíble historia que existe en torno a la construcción de una importante catedral en la Inglaterra del año 1100 y pico. Todo comienza en Kingsbridge, un lugar donde deciden construir dicha catedral. Y no es una catedral cualquiera, no señor, el tipo estudió sobre catedrales para escribir un libro fantástico, con detalles constructivos dignos de cualquier arquitecto. Pero claro que no todo es sólo sobre piedras, muros, columnas y triforios. Mientras pasa el tiempo esta construcción sufrirá tantos altibajos como las personas en torno a ella. Traiciones, amores, desamores, sorpresas, viejas heridas, viejos hechizos. La vida de cientos de personas se ve tocada por la inminente aparición de este imponente edificio, desde sus mismísimos cimientos. La vida del prior Philip, un hombre de dios de alma noble e ideas frescas. Del maestro constructor Tom, un hombre orgulloso, que aún cuando estuvo muerto de hambre y a punto de perecer nunca perdió la fuerza de sus ideales, y nunca dejó de creer en el sueño de construir su gran catedral. De Aliena y Richard, dos hermanos nacidos en cuna de oro cuyas vidas nunca más serán tan sencillas como a su inicio. De reyes y condes, de sheriffs y arzobispos. Malos, buenos, neutros. Nada falta en esta historia, tiene la dosis justa y necesaria de cada cosa. Te atrapa, te sorprende, te llena, te cuenta una cosa y luego aparece otra, y las páginas corren y parece que nunca se acaba la genialidad, que nunca se llega a una meseta que uno diga "bueno, hasta acá estamos". No. Son mil y pico de páginas de una trama abrumadora, que de principio a fin te tiene en vilo.

Y acá estoy, lo terminé ayer y siento que necesito unos días de duelo, para absorber bien lo que acaba de pasar. Es de esos libros que no puedo dejarlo y al instante empezar otro, porque es imposible, todavía lo tengo muy vivo. Una maravilla. Ken Follett, me postro a tus pies.

¿Hace falta que les diga que lo recomiendo?


lunes, 13 de abril de 2015

Homenaje

Cuando estaba en el cbc de veterinaria, allá por el año 2003, conocí a una chica que se llamaba Julieta. Un día fuimos a su casa a estudiar, y encontré en una de las paredes de su living escrita una frase que me fascinó. Y le pregunté de quién era esa genialidad. Ella me respondió, que era una frase de Eduardo Galeano.

Ese fue el día que comenzó mi amor infinito por este escritor, oriundo de Uruguay. Un hombre con una forma de escribir muy suya, única, que de verdad no encontré jamás en otro. Una forma de decir las cosas tan llamativa, que te dejan pensando, que te llenan el alma. Realmente un tipo irreemplazable.

Entre sus muchos libros, tengo dos que son mis absolutos favoritos del mundo mundial: El libro de los abrazos y Bocas del tiempo. De hecho, cuando recién empecé a salir con mi novio, allá por el 2007; la segunda vez que nos vimos le llevé de regalo uno de estos dos, porque quería darle algo significativo. Regalar libros es algo que me gusta mucho, porque a pesar de que quizá al otro no le terminen gustando tanto como a mí, es como darles una parte de mí para que tengan siempre con ellos. Y El libro de los abrazos es, sin dudas, una parte importante de mi alma. Mi novio lo atesoró al instante, y yo fui feliz por haber compartido eso con él.

Hoy, este maravilloso ser humano tuvo que decirnos adiós y emprendió camino hacia otro lugar, quién sabe dónde. Y un pedacito de mi alma se queda acá, llorándolo, por haber sido una de las figuras más importantes de mis últimos 12 años. Por haber formado parte de mi vida y por haberme dejado formar parte de la suya, en cada palabra, en cada relato. Porque sé que no voy a encontrar nunca un reemplazo para este hueco que me dejan ahora. Claro que también me quedo con la felicidad de saber que viví en este mismo presente que él, y tuve la hermosa oportunidad de maravillarme con su escritura.

Hasta siempre, mi queridísimo Eduardo Galeano. Ya te estoy extrañando.


Una botella a la deriva

   Aquella mañana, Jorge Pérez perdió el trabajo. No recibió ninguna explicación, no hubo anestesia; de buenas a primeras, en un santiamén, fue echado de su empleo de muchos años en una refinería de petróleo.
   Se echó a caminar. Camino sin saber por qué, sin saber adónde, obedeciendo a sus piernas, que estaban más vivas que él. A la hora en que nada ni nadie hacen sombra en el mundo, las piernas lo fueron llevando a lo largo de la costa sur de Puerto Rosales.
   En un recodo, vio una botella. Presa entre los juncos, la boletta estaba cerrada con tapón y lacre. Parecía un regalo de Dios, para consuelo de su desdicha, pero Jorge la limpió de barro y descubrió que no estaba llena de vino, sino de papeles.
   La dejó caer y siguió caminando.
   A poco andar, volvió sobre sus pasos.
   Rompió el pico de la botella contra una piedra y adentro encontró unos dibujos, algo borroneados por el agua que se había filtrado. Eran dibujos de soles y gaviotas, soles que volaban, gaviotas que brillaban. También había una carta, que había venido desde lejos, navegando por la mar, y estaba dirigida a quien encuentre este mensaje:
   Hola, soy Martín.
   Yo tengo ocho anios.
   A mí me gustan los nioquis, los huebos fritos y el color berde.
   A mí me gusta dibujar.
   Yo busco un amigo por los caminos del agua.

-Bocas del Tiempo-

lunes, 6 de abril de 2015

Abandoning the soltering pt I

En casi exactamente 7 meses abandonaré la soltería. Sí, en realidad hace ya bastante que no estoy soltera, pero va a ser oficial. Con libretita y anillito. Sin fiestita y parafernalia, pero no deja de ser especial.

El tiempo está pasando rápido, aunque con la emoción que tengo de situación + viaje creo que es una de las primeras veces que me gustaría que fuera más rápido todo. Ando como una loca mirando pasajes de avión, hospedajes, lugares para visitar. A veces me controlo y digo que voy a dejar de mirar, en parte porque todavía no puedo comprar nada (hasta que pase la temporada alta de invierno es imposible), pero es difícil. Estoy muy ansiosa.

Va a ser re loco estar casada. Ya no voy a poder poner cara de culo cuando me digan SEÑORA, entre otras cosas. Voy a poder decir "mi esposo", es raro sólo de pensarlo. 
Lo cierto es que lo hacemos porque tenemos ganas. No nos va a cambiar nada en realidad... No pensamos tener hijos ni nada por el estilo. Pero es como parte de algo más grande que nosotros mismos, algo que queremos vivir, una experiencia que queremos pasar. Aunque oficialmente no nos aporte nada extra a la relación que ya tenemos, sigue siendo algo emocionante, algo nuevo.

Casi 7 meses. 7 meses menos un día.

¡Qué loco!