lunes, 2 de marzo de 2015

Finale

No soporto los geriátricos.
Mi trabajo me llevó estas últimas semanas hasta uno de ellos, tengo que dibujar el plano (enorme) del lugar y habilitarle unas habitaciones nuevas. Pero ya cuando estaba yendo se me iba arruinando el humor de a poco. No es la primera vez que tengo que visitar uno por motivos laborales, aunque debo decir que los anteriores eran literalmente unas cuevas para morir. Este, dentro de lo posible, no es tan alevoso. Pero no deja de ser un lugar triste.
Viejitos que gritan, que lloran, se quejan. Me tocó tener que pispear alguna que otra habitación o baño privado (para corroborar que el plano que yo tenía estaba relativamente bien hecho), y fue toparse con algunos rostros silenciosos, acostados en sus camas, mirando a la nada misma, como quien sólo espera irse. Una depresión total.
No digo que es fácil cuidar a una persona mayor, pero con lo que cobran lugares como este, creo que hubiera sido mejor dejar a esa persona en su casa con un cuidador. Y sale más barato. Si fuera que uno no tiene a nadie, no tiene hijos, nadie que te de una mano... pero, ¿cuántos de esos viejitos tienen la desgracia de estar solos? Verlos ahí en esas condiciones me parte al medio.
Uno llega a viejo... ¿para qué? ¿Para eso? ¿Para terminar siendo una carga que hay que sacarse de encima? Y no, no todos los que estaban ahí adentro estaban tan idos mentalmente como para depender al 100% de que alguien los esté cuidando las 24 horas del día. De hecho, la gran mayoría estaban bastante bien, y con más de uno crucé saludos.
A mí me da mucha pena, qué quieren que les diga. Definitivamente NO me gustan esos lugares.

1 comentario:

Zoqueta dijo...

Sí, acá también a algunos los promocionan y nada. Este que fui a ver tiene un parque enorme, las dos veces que lo visité (en dos horarios diferentes) jamás vi a ningún viejito disfrutando afuera. Da mucha pena de verdad.